Un informe del Consejo Escolar de Cataluña propone 67 medidas para fomentar el uso de la lengua catalana, entre ellas redefinir el concepto de idioma “vehicular” en la ley educativa
Los lectores opinan sobre la inmersión lingüística, la estrategia de Pablo Casado, la generación “de cristal” y la antología de columnas ‘Teoría de la gravedad’, de Leila Guerriero
El consejero de Educación lo considera “un intento de judicializar el modelo de escuela” de Cataluña y afirma que el aprendizaje de lenguas “no va de porcentajes”
En el fondo, lo que está diciendo Pere Aragonès es que el problema catalán es una cuestión de reconocimiento. No se quiso entender en su momento y cada vez resulta más complicado
Me resulta grotesco que algunos dirigentes se rasguen las vestiduras con el tema del castellano en las aulas mientras sueltan discursos en los que la preocupación por el lenguaje brilla por su ausencia
Está bien lo conseguido hasta ahora, pero no es suficiente. Queda trecho por recorrer para la lengua catalana, sin necesidad de aventuras secesionistas ni de imposiciones monolingüistas
Los que conocemos de cerca los entresijos de la Carta Europea de Lenguas Regionales o Minoritarias y de su monitorización no podemos permanecer impasibles ante afirmaciones como las de Alsina y Borràs
Comparando Canet de Mar con la Alemania nazi y los años de plomo del País Vasco, la derecha española y sus tentáculos mediáticos han rebasado cualquier límite moral
¿Cuál habría sido la reacción si la justicia no hubiera dado la razón a la familia que pedía un 25% de clases en castellano? Se hubiera presentado como una victoria del Govern y del independentismo
Para cosechar frutos positivos, necesitamos que los políticos escuchen conjuntamente a los ciudadanos y a los científicos. Esto no sucede con la escuela catalana
Habrá que insistir: no hay conflicto lingüístico en las escuelas. No hay persecución por defender el castellano. El catalán, como lengua minorizada por los efectos de la globalización comunicativa, está de nuevo en retroceso