
Dios salve a la reina
La imagen de Juan José Millás

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Mucha gente divide su tiempo entre Benidorm y su lugar de residencia habitual. Yo lo divido entre mi habitación y mis novelas

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Me encontraba, en efecto, en un hotel de los alrededores de un aeropuerto cuyos muebles me rechazaban con una hostilidad sólo comparable a aquella con la que yo abominaba de ellos

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Subí al taxi, me acomodé, miré al conductor a través del espejo, le dije: “Lo siento, no logro recordar adónde iba”. Poco después se detuvo ante un tanatorio. “Aquí es”, dijo

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Si donara algo cada vez que me lo solicitan, viviría arruinado, pues me tienen fichado todas las ONG. De modo que suelo cargar con la culpa de no hacer nada

El paleoantropólogo se crió en Bilbao, pero desde los 17 años es vecino de la capital, donde analiza para EL PAÍS el comportamiento humano en la urbe en un recorrido desde Vallecas a las Cuatro Torres

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Llorar por un solo lado de la cara parece una singularidad pequeña, pero, si lo piensas, constituye una asimetría cruel

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Quiero llevarme bien con la realidad. Es algo que me debo. Pero cuanto más me acerco a ella más se aleja ella de mí

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Los lectores opinan sobre el malestar social, las llamadas de los vendedores telefónicos, las columnas de Juan José Millás y los triunfos de Nadal
Huía de la gente y vagaba durante horas por las calles y por los pasajes más oscuros y angostos de la ciudad, como la sombra de Caín había errado por el mundo tras matar a su hermano

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Los lectores opinan sobre el trabajo manual, las columnas de Millás, la visión de la sociedad sobre el cuerpo de la mujer y el cambio de nombre de la empresa CLH por Exolum

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Mientras las manos trabajan y la mente imagina, el estómago hace la digestión, el hígado y el páncreas producen sus jugos, los pulmones se inflan y se desinflan, el corazón se agita, la lengua habla, los ojos ven, los pies andan...

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El teléfono de prevención del suicidio es otro ejemplo de parche: no podemos eliminar las causas de fondo, pero hablamos con los desesperados

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Columna de Juan José Millás

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A medida que me adentraba en el interior de la vivienda crecía el sentimiento alucinatorio que alcanzó su cénit frente a los sanitarios del aseo

A mí no me humilla una bandera boca abajo, pero me ofenden la falta de amor y de atención

Columna de Juan José Millás

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A veces me oigo decir cosas que no he pensado, incluso con las que no estoy de acuerdo. ¿Por qué las digo entonces? Porque no soy yo el que habla

Columna de Juan José Millás

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Columna por Juan José Millás

El capitalismo es un productor incesante de desigualdad. Estaría bien organizar una mesa redonda sobre capitalismo y misoginia

Columna de Juan José Millás

Necesito averiguar si mis contemporáneos prefieren la pérdida de un diente o de un poema. De ese dato se pueden deducir todos los demás

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Si te lloran los ojos, por lo que sea, no desperdicies ese llanto: ofrécelo por una causa