Cuando se trata de comer, sobre todo para adelgazar, no solo importan las cantidades que ingerimos, sino también "el tipo de alimento y cuándo lo ingerimos", indica Juan Antonio Madrid, catedrático de Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia. Según el momento del día, nuestro cuerpo "aprovechará y metabolizará el alimento de una forma y otra".
En el desayuno. El experto recomienda consumirlos sobre todo por la mañana por una cuestión de demanda energética: "Aportan más energía y más rápido que las grasas o las proteínas". Eso sí, que sean productos elaborados a partir del grano entero del cereal.
A media mañana. Para picar entre comidas, tanto Bravo como Quintas recomiendan mezclar los hidratos con la proteína. Una pieza de fruta acompañada de un yogur es un buen ejemplo.
En la merienda. Aunque se trata de una ingesta en la que principalmente debemos incluir proteínas, según los expertos, también se puede añadir un pequeño aporte de hidratos, como —por ejemplo— una rebanada de pan integral.
En la cena. Explica el dietista-nutricionista Aitor Sánchez que los hidratos de la cena "sirven para reponer el glucógeno gastado durante el día en nuestra actividad cotidiana", siempre y cuando hayamos practicado algo de actividad física durante el día y no lo hayamos repuesto en otras comidas. "Si tomamos un exceso de hidratos con las reservas medio llenas, guardaremos el exceso en forma de grasa, independientemente de que sea por la noche o no".
A media noche. Si nos entra un ataque de hambre a estas horas, Quintas aconseja "hacer una ingesta de hidrato de carbono con proteína para evitar un pico de insulina que nos impida volver a dormir".