![Dos viajeros en el metro de Madrid.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/S2NIQSS5V6DORBD3JL5DGLZL6M.jpg?auth=05c24281fe747b3bd23258b2da2414f77df46fc62247888d8c65a78cf948e140&width=414&height=311&focal=501%2C238)
Rubén Darío
Acaricio mi blíster en el bolsillo de la chaqueta como quien acaricia un revólver mientras estudio a la mujer dañada, que ahora habla con nadie por teléfono sin dejar de vigilar la nada
Acaricio mi blíster en el bolsillo de la chaqueta como quien acaricia un revólver mientras estudio a la mujer dañada, que ahora habla con nadie por teléfono sin dejar de vigilar la nada
Jamás soñé con volar o con ser invisible. Soñaba con borrar las acelgas rehogadas y las judías verdes, con borrar las clases de geografía y los domingos por la tarde
Las altas distinciones autonómicas reconocen al pueblo ucranio y, a título póstumo, a Miguel Hernández y Enric Valor
A medida que hablaba con él, me fui dando cuenta de que mi malestar era suyo, aunque había logrado trasladármelo de algún modo diabólico
Mientras recitaba el padrenuestro y las avemarías, me imaginé a la Virgen, ya encinta, echando una mano a su pariente en las tareas domésticas
Aunque alejados en la distancia, permanecemos unidos por una película en blanco y negro de Orson Welles. Tu pantalla y la mía se encuentran extrañamente conectadas
Los lectores opinan sobre la precariedad laboral que sufren los jóvenes, la dificultad de obtener una cita médica en la Atención primaria, la inflación, las columnas de Juan José Millás, y los incendios forestales
Me hallaba comiendo en dos restaurantes distintos, con dos personas diferentes, pero el mismo día y a la misma hora
Los lectores escriben sobre el futuro los jóvenes, la atención primaria en la sanidad, los precios, un texto de Juan José Millás y los incendios forestales.
La imagen de Juan José Millás
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Primero les cerramos los ojos, para que no nos miren, y luego les tapamos el cuerpo, para no verlos.
La imagen de Juan José Millás
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Mucha gente divide su tiempo entre Benidorm y su lugar de residencia habitual. Yo lo divido entre mi habitación y mis novelas
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Me encontraba, en efecto, en un hotel de los alrededores de un aeropuerto cuyos muebles me rechazaban con una hostilidad sólo comparable a aquella con la que yo abominaba de ellos
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Subí al taxi, me acomodé, miré al conductor a través del espejo, le dije: “Lo siento, no logro recordar adónde iba”. Poco después se detuvo ante un tanatorio. “Aquí es”, dijo
La imagen de Juan José Millás
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Si donara algo cada vez que me lo solicitan, viviría arruinado, pues me tienen fichado todas las ONG. De modo que suelo cargar con la culpa de no hacer nada
El paleoantropólogo se crió en Bilbao, pero desde los 17 años es vecino de la capital, donde analiza para EL PAÍS el comportamiento humano en la urbe en un recorrido desde Vallecas a las Cuatro Torres
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Llorar por un solo lado de la cara parece una singularidad pequeña, pero, si lo piensas, constituye una asimetría cruel
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Quiero llevarme bien con la realidad. Es algo que me debo. Pero cuanto más me acerco a ella más se aleja ella de mí
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Los lectores opinan sobre el malestar social, las llamadas de los vendedores telefónicos, las columnas de Juan José Millás y los triunfos de Nadal
Huía de la gente y vagaba durante horas por las calles y por los pasajes más oscuros y angostos de la ciudad, como la sombra de Caín había errado por el mundo tras matar a su hermano
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Los lectores opinan sobre el trabajo manual, las columnas de Millás, la visión de la sociedad sobre el cuerpo de la mujer y el cambio de nombre de la empresa CLH por Exolum
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Mientras las manos trabajan y la mente imagina, el estómago hace la digestión, el hígado y el páncreas producen sus jugos, los pulmones se inflan y se desinflan, el corazón se agita, la lengua habla, los ojos ven, los pies andan...