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Elogio de los PIIGS
LA CUARTA PÁGINA

Elogio de los PIIGS

La economía se ha convertido en el relato único de Europa, pero no es casualidad que los países más maltratados por la crisis sean esos donde vivir la vida es un elemento fundamental de la cotidianidad

2004. La campanada griega

Grecia y su fútbol ultradefensivo protagonizaron la Eurocopa de 2004. Ni las críticas de los exquisitos por su juego ni el escaso nombre de sus estrellas, con Karagounis y Charisteas al frente, hicieron resentirse a un plantel que fue pasito a pasito y con apenas goles avanzando hasta plantarse en la final. Nada menos que ante el anfitrión. Nada más que ante Portugal, con mucho más juego, tradición y jugadores.La cabeza de Charisteas, autor del único gol a la salida de un saque de esquina, fue suficiente para pasar a la historia del fútbol y para algo más importante hacer felices a millones de griegos incrédulos ante sus nuevos héroes. El estadio Da Luz se quedó mudo. Por allí andaba un jovencísimo Cristiano Ronaldo, que acabó llorando desconsolado, pero aquel Portugal era el Portugal de Figo y Deco. ¿Y España? Peor que nunca la selección de Iñaki Sáez no pasó de la fase de grupos.