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El ‘plan B’ atlético patina en Coimbra

Los rojiblancos pagaron su dominio sin alma y dos fallos clamorosos ante el Académica (2-0)

Adrián Lopez despeja un balón ante Joao Dias.
Adrián Lopez despeja un balón ante Joao Dias.FRANCISCO LEONG (AFP)

El plan B del Atlético fue inteligente. Pero solo mientras estaba en la pizarra de Simeone. Los jóvenes y los meritorios se dejaron vencer este jueves por un equipo menor, bastante menor. Ser mejor no bastó para amarrar la clasificación a la siguiente fase de la Liga Europa.

El balón no es (aún) el mejor amigo del Atlético. Pero, ni siquiera en el país que padeció el eufemismo de La Furia como definición del fracaso internacional de su fútbol y pulió hasta la perfección el tiqui-taca holandés, eso tiene que ser peyorativo. Porque al Atlético que este jueves aspiraba con prolongar más allá de las 16 el récord de victorias en Europa no hay muchas pegas que ponerle. Pero el balón no es el regalo que más le gusta a Simeone. Aunque, cuando uno es campeón —e incluso supercampeón— en Europa, te lo suelen ceder. Y eso le pasó durante gran parte del partido.

Simeone no se dejó llevar ni por el azúcar de los récords ni por la bilis de la derrota en Liga con el Valencia. La alineación hacía fácil adivinar la importancia que el argentino le daba al encuentro en Coimbra: jóvenes con talento junto a no tan jóvenes con necesidad de agradar para lograr la titularidad o incluso seguir en el equipo. Entre los primeros, Saúl pegó algún chispazo, pero ningún fogonazo. En la otra orilla, Silvio le dio varias paladas más a su propia fosa como atlético con un fallo sideral que acabó en el primer gol de los portugueses y el destemple del, ayer, equipo de circunstancias. Ni siquiera el estupendo remate, al primer toque, de Wilson Eduardo para cruzar a la red un globo desde la derecha puede opacar la pifia.

El Atlético no encajó demasiado bien el golpe. Suele pasar en las alineaciones con más exigencias de futuro a las que se les empina el camino. Además, el Académica supo dosificar sus carreras al contraataque con las tarascadas para acabar de incomodar a los de Simeone.

La superioridad real de los atléticos no se tradujo en juego de calidad. Filipe Luis despertó en la segunda parte, pero sin llegar a acercarse al protagonismo que tuvo en el encuentro del Calderón contra los portugueses. Las ganas de Raúl García y la calidad de Rubén tampoco fueron pólvora suficiente en la delantera rojiblanca. El centro del campo no hizo nada digno de ser destacado. Ser mejor, no es suficiente como para imponerse en el fútbol actual. Y uno de los que mejor lo sabe es el propio entrenador atlético.

Con el marcador a favor, los jugadores del Académica empezaron a crecer. El fútbol de los atléticos se difuminaba en la misma medida en que crecía la autoestima de los portugueses.

Las cuentas acabaron cuadrando con el penalti —exagerado y, hasta cierto punto, innecesario— de Pulido a Cissé. Wilson Eduardo aprovechó el regalo de la pena máxima para marcar su segundo gol. Y el partido se apagó. Por el momento, tan solo se ha perdido la opción de prolongar un récord.

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