El norte y el sur, cada vez más lejos
Aumentan las diferencias entre los países pobres y ricos de Europa por la crisis económica Un estudiante, un jubliado y un funcionario de distintos países opinan sobre esta brecha
¿Qué tienen en común un estudiante portugués, una jubilada de 63 años italiana y un funcionario español? Además de que los tres son ciudadanos de la Unión Europea, son unánimes en definir su futuro: muy malo. Esta percepción contrasta con la de habitantes de algunos países de la UE con una mejor situación económica. Desde hace cuatro años se habla de los estados del norte y del sur para hacer referencia a los ricos y los pobres.
Por este motivo, pertenecer a la UE no significa necesariamente identificarse con ella. “Es difícil sentirse europeo cuando ves que en unos países están teniendo buenos momentos y en otros tienen que hacer frente a la crisis”, asegura José Gomes, estudiante de Ingeniería Electrónica en la Universidad de Oporto. Gomes nació en Braga, en el norte de Portugal, hace 25 años. Este es uno de los países que, junto a España, Grecia, Irlanda e Italia más está notando los efectos de la crisis económica mundial que comenzó en 2007 en Estados Unidos. En Oporto, Gomes paga una media de 1.000 euros al año por estudiar en la universidad. No recibe ninguna ayuda del Gobierno para costear sus estudios.
La otra cara de la moneda la protagoniza Sofie Fjellgren, estudiante sueca en la Mid Sweden University, el centro de estudios a distancia de Suecia. Formarse en una facultad en este país es gratis. “El Estado concede una ayuda en forma de beca-préstamo equivalente a 1.040 euros mensuales para vivir. La beca representa aproximadamente una tercera parte del total y el resto hay que devolverlo. El préstamo es a bajo interés y hay que empezar a liquidarlo una vez terminados los estudios”, afirma.
Ricos y pobres, frente a frente
Gráfico interactivo en el que se muestran las diferencias en cifras, desde cuánto cuesta una barra de pan al salario mínimo de los 27 países que conforman la Unión Europea. [ AMPLIAR ]
Este país es, después de Dinamarca, el segundo más caro de Europa. El IVA que un sueco paga ronda el 25%. Según datos de 2012 de Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea, comprar comida, usar cualquiera de los transportes, alojarse en hoteles o ir a comer a restaurantes es más caro en Suecia que en la mayoría de los 27 estados de la UE.
En Suecia no está fijado por ley un sueldo mínimo. El precio tan elevado de los productos se compensa con el alto sueldo que cobran sus trabajadores. Catharina Skoog es periodista en la embajada de Suecia en España. Cobra 3.000 euros al mes, trabaja 40 horas a la semana y tiene 28 días de vacaciones al año. Su tarea consiste en promocionar la cultura sueca en España. Está casada y tiene un hijo. Sobre la maternidad asegura que se siente afortunada por las oportunidades que le da su país. “Cuando tienes hijos, el Estado te da aproximadamente 120 euros por cada uno al mes hasta que cumplen los 16 años”, afirma.
En Inglaterra, el Estado da 24,64 euros por hijo a la semana hasta que cumple los 16 años
Como ella, Sian Freeman, maestro de Estudios Religiosos en Inglaterra, también disfruta de las ayudas que su Gobierno le ofrece. Tiene dos hijos ya independizados. Por el primero le dieron 24,64 euros a la semana hasta que cumplió los 16 años. Por el segundo, la cuantía aumentó hasta los 40,64 euros. Pero no en todos los países de la UE los padres cuentan con estos beneficios sociales. En España, la crisis ha eliminado los 2.500 euros que el Gobierno daba por hijo, el llamado cheque bebé, que estuvo en vigor desde julio de 2007 hasta diciembre de 2010. Actualmente, solo obtienen algún tipo de beneficio las familias numerosas, aunque no con dinero sino con ciertas ventajas, como por ejemplo en la educación, donde se aplican descuentos en la compra de los libros de texto.
Elvira Nidoli es una profesora jubilada de Varese, una ciudad de la Lombardía italiana cercana a la frontera de Suiza. Durante más de 35 años ha trabajado como funcionaria para obtener una pensión de unos 1.400 euros. “La crisis ha empeorado nuestra calidad de vida. Hace 30 años era más fácil y la gente solía pensar en su futuro con más esperanza que ahora”, opina. Sobre este tema reflexiona Magdalena Langholz, una universitaria alemana de 26 años de la ciudad de Nuremberg que estudia Ciencias Políticas. “Es posible que tarde medio año o incluso más hasta que me contrate alguna empresa”, pronostica.
La crisis ha empeorado nuestra calidad de vida. Hace 30 años, la gente solía pensar en su futuro con más esperanza
Langholz, al igual que Fjellgren en Suecia o Gomes en Portugal, asegura que está dispuesta a abandonar su país para buscar oportunidades en el extranjero. La estudiante cuenta que ha recorrido Europa “siempre en compañías low cost” y ha estudiado varios meses en España. “Definitivamente me siento europea, porque tengo la impresión de que todos tenemos una herencia cultural e histórica común. Somos una gran familia”, opina. Pero no todos los ciudadanos de los distintos países tienen la misma percepción. Alan Gillhespy, estudiante inglés de Producción Cinematográfica en la Universidad de Preston, asegura que no se siente en absoluto europeo y añade: “Políticamente, nuestro Gobierno parece estar tratando de separarnos de Europa tanto como sea posible”.
A lo largo de la crisis económica se han acentuado las diferencias entre los países del norte y los del sur. Sin embargo, algunas voces aseguran que hoy es menos lo que nos separa que lo que nos une. Una de ellas es la de Francisco Aldecoa, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. “La diferencia de renta que había antes entre los países es mayor que la que hay ahora. La desigualdad se ha reducido, a pesar de estos cuatro años. Si observamos esta evolución en su conjunto vemos que cada vez nos parecemos más”, opina. De hecho, la renta per cápita española superó por primera vez la media de la UE durante los años de la burbuja inmobiliaria. Sin embargo, la crisis ha llevado a que España se haya alejado del conjunto de la Unión.
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