LOLA GALÁN | Belfast
Una sola sombra sobre el clima de optimismo que ayer brotó en el Reino Unido: el texto no incluye la palabra permanente. La Declaración de Downing Street, suscrita el 15 de diciembre de 1993 por Reynolds y Major, sí contenía el término permanente como una exigencia sine qua non para que Londres se sentase a negociar con el Sinn Fein, rama política del IRA. El anuncio suscitó la euforia de Major, de Reynolds, del presidente norteamericano, Bill Clinton, y de los católicos del Ulster, minoritarios, pero en ascenso por su mayor índice de crecimiento demográfico.
Juan Alberto Belloch lo tiene meridianamente claro. Mientras sea ministro de Justicia e Interior, "nunca, jamás, va a haber negociación con los criminales de ETA". El Gobierno dio ayer el primer paso para "restablecer el clima de consenso en la política antiterrorista".
José María Aznar lanzó ayer desde Buenos Aires una invitación al presidente del Gobierno, Felipe González, para diseñar una política común hacia Cuba y evitar que la ayuda española sirva para apuntalar a Fidel Castro. "Cuba tiene un problema, que es Castro; una necesidad, que es recuperar la libertad, y una urgencia, que es hallar el camino para acortar los sufrimientos de los cubanos y establecer la democracia", declaró el líder del Partido Popular.