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ESPERANZA DE PAZ EN EL ULSTER

Un legado de sangre

La 'cuestión norirlandesa' hunde sus raíces en la colonización británica

La cuestión norirlandesa hunde sus raíces en la historia de Irlanda y su colonización por los británicos. En los últimos 25 años los quebraderos de cabeza de los gobiernos de Londres no han tenido nada que envidiar a los de sus antecesores en el 10 de Downing Street antes de la indepencia de Dublín en 1937. El conflicto civil del Ulster es un legado histórico que ha dejado un reguero de miles de muertos y heridos entre católicos y protestantes desde 1969 y ahora parece en vías de solución si la tregua del IRA, como otras tantas anteriores , no se queda en papel mojado y si la mayoría protestante no logra abortar cualquier tipo de entendimiento entre Londres y Dublín, como ha hecho históricamente.Las relaciones anglo-irlandesas, en los tiempos de la preindependencia, es una historia de avances y retrocesos para solucionar la cuestión irlandesa, soslayada con sangre y fuego, y el Ulster un vestigio de la lucha.

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El primer atisbo para solucionar el problema de la isla ante la presión de los revolucionarios irlandeses se produjo en 1886 cuando los gobiernos liberales británicos de William Gladstone introdujeron la Home Rule Bill por la que se transferían poderes parciales a un Parlamento irlandés, que tendría competencias sólo sobre algunos asuntos internos. El intento fracasó por divisiones dentro del Gobierno y tampoco tuvo suerte la Government of Ireland Act (Ley de Gobierno de Irlanda) de 1914, que hacía las mismas concesiones, pues los pro testantes de Irlanda del Norte, a favor de continuar unidos a Gran Bretaña, como hoy, amenazaron con alzarse en armas y crear graves problemas a Londres, una posición que han adoptado siempre que ven amenazados sus privilegios frente a los católicos o sospechan de algún entendimiento con Dublín.

Pero si los protestantes del Norte amenazaron con fuego, los nacionalistas del Sur también, primero con su alzamiento de Dublín en 1916 contra los británicos, que fue aplastado por las tropas, y luego con el nacimiento de un movimiento guerrillero independentista que fue conocido como Ejército Republicano Irlandés (IRA).

El IRA tomaba así la bandera de la lucha contra la administración colonial británica. En un intento de neutralizar el avance nacionalista irlandés y continuar con su dominio en la isla, Londres volvió a reactivar la Ley de Gobierno de Irlanda, renovada en 1920, y al año siguiente la puso en funcionamiento con la instalación de dos Parlamentos, uno en Dublín y el otro en Belfast, la capital de seis condados de los nueve que integran la provincia del Ulster, de mayoría protestante.

Sólo funcionó en el Norte, pero sometido a la autoridad suprema del Parlamento de Westminster. En el Sur, los nacionalistas irlandeses (el IRA) lo impidieron, continuaron su lucha por la independencia y forzaron la firma del Tratado Anglo-Irlandés (diciembre de 1921) por el que nacía el Estado Libre Irlandés, que en 1937 se convirtió en República independiente, aunque la isla quedaba dividida con un norte bajo dominio británico.

Por tanto, la batalla continuó en el Ulster. La táctica imperial británica fue neutralizar a los re beldes irlandeses (católicos) me diante la repoblación de la isla con colonizadores procedentes de Gran Bretaña (protestantes), a quienes se les garantizaba la pro piedad de tierras tomadas previa mente a los irlandeses traidores. Esa política fracasó en el Sur, pero triunfó en el Norte, donde afluye ron colonos presbiterianos escoceses. Allí crearon un nuevo tipo irlandés, que fundó la Orden de Orange para defenderse del papismo, de la Contrarreforma y luego de la Home Rule, que para ellos era la Rome Rule: un Parlamento en Dublín actuando al dictado del Vaticano. Unidos al Parlamento de Londres quedarían a salvo del maléfico peligro. Su representante más genuino hoy es el reverendo radical Ian Paisley.

Es precisamente el elemento religioso lo que llevó a la cuestión norirlandesa. Irlanda del Norte cuenta con 1,5 millones de habitantes, de los cuales tan dos quintos son católicos, es decir, irlandeses genuinos de origen celta. Los demás son descendientes de los colonos protestantes ingleses y escoceses. El elemento religioso está íntimamente unido a la discriminación social de los católicos-celtas, ciudadanos de segunda bajo el predominio protestante desde la división de la isla. Los protestantes siempre controlaron la política, la administración, la economía y las fuerzas del orden.

Pero la situación, ya insostenible, se agudizó en los años sesenta. En 1968 apareció el movimiento de los derechos civiles animado por los católicos en un intento de forzar al gobierno de apartheid de los unionistas a acabar con la discriminación. La violencia estalló en las ciudades, con enfrentamientos civiles entre las dos comunidades, como el de Londonderry en octubre de ese año, en el que 77 manifestantes y 11 policías fueron heridos.

Pero lo que colmó la paciencia británica fueron los sucesos del 12 de agosto de 1969. Los protestantes celebraron ese día en las calles de Londonderry su desfile anual para conmemorar una victoria histórica sobre los católicos. Este tipo de desfiles suelen ser una demostración de la prepotencia protestante, Y en aquella ocasión, caldeados como estaban los ánimos, grupos de jóvenes católicos atacaron el desfile con bombas incendiarias. La policía intervino, y dos días después el Gobierno de Londres enviaba al Ejército para hacer frente a los disturbios, y pasaba al Parlamento de Westminster los asuntos de la provincia. Los soldados británicos aún continúan allí. Y desde entonces se produjo una espiral de muerte y desolación.

La reacción a la presencia militar británica fue la aparición del Ejército Provisional del IRA, que con la papeleta de voto y la metralleta en la mano proclamaba la defensa de la minoría católica, la salida de las tropas británicas del Ulster y la unificación de Irlanda, y se constituía en base al histórico IRA que luchó por la independencia de Irlanda. Durante sus años de lucha ha dejado un reguero de muertos y heridos. El Sinn Féin, rama política del IRA, llegó a ganar un escaño en el Parlamento de Westminster, que utilizó de manera testimonial y nunca ocupó.

La guerra del IRA tuvo su respuesta en los grupos paramilitares protestantes, como la Fuerza de Voluntarios del Ulster, el más sangriento, y los Luchadores por la Libertad del Ulster, que con sus acciones terroristas de igual modo han dejado una estela de muerte y desolación entre los católicos.

La violencia sectaria en la provincia de Irlanda del Norte ha causado en los últimos 25 años 3.168 muertos, la mayoría por atentados con bomba o disparos de francotiradores de uno u otro signo, además de 36.680 personas heridas, de ellas 23.718 civiles, 7.252 policías y 5.710 soldados.

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