Aznar pide que la ayuda española a Cuba no sirva para apuntalar a Castro
JUAN G. IBÁÑEZ ENVIADO ESPECIAL, José María Aznar dirigió ayer al Gobierno una invitación que tiene bastante de desafío: establecer una política común sobre Cuba. Una política que el Gobierno y el Partido Popular (PP) deben es tudiar cuanto antes y que, según Aznar, debe partir de la base de que algo debe cambiar en la colaboración española con Cuba para que "no sea aprovechada como soporte a la actual situación".
Aznar se mostró seguro en Buenos Aires, una ciudad en la que el PP tiene 7.000 militantes de un censo electoral de 30.000 españoles -aunque los residentes superan los 300.000- y en la que su abuelo, Manuel Aznar, ejerció de embajador.Ayer, aprovechó un desayuno con corresponsales españoles para exhortar al Gobierno a que inicie conversaciones con el Partido Popular que sirvan para acordar iniciativas comunes sobre Cuba.
Tras declararse "impresionado" de que la cifra de fallecidos en el intento de huir en balsa de Cuba haya superado a las víctimas de la dictadura de Batista, exigió que las relaciones de España con La Habana no sean aprovechadas por Castro para mantener su régimen.
"Cuba tiene un problema, que es Castro; una necesidad, que es recuperar la libertad, y una urgencia, que es hallar el camino para acortar los sufrimientos de los cubanos y establecer la democracia", proclamó.
Desde esas premisas, expresó el deseo de "confluir en una política global" con el Gobierno. Aznar arguyó que no se puede seguir como hasta ahora, pero declinó explicar cuáles son los cambios necesarios.
La impresión que transmitían sus comentarios es que el PP quiere mantenener la ayuda humanitaria, dar mayor apoyo a la oposición y descartar asesoramientos como el del ex ministro de Economía Carlos Solchaga, "porque simplemente no va a haber tales reformas" económicas, según Aznar.
En los días que lleva en Argentina ha insistido en uno de los ejes principales de su discurso político y electoral: frente a un "exceso" de particularismos, España necesita respuestas nacionales, un proyecto global del que carecen según él, los socialistas en este momento.
Cuando se le preguntó en qué consiste el reforzamiento de la conciencia nacional que propone, suele responder por vía indirecta: "Se empieza por negar el tronco común nacional y se acaba por cuestionar el Estado nacional. Y España, hay que recordarlo, es una realidad nacional y no sólo un Estado". Una advertencia en línea con sus críticas al Gobierno por sus excesivas concesiones a nacionalistas vascos y catalanes.
En Argentina, Aznar ha criticado también, veladamente, a algunos medios de comunicación al recordar que, cuando los periodistas actúan como jueces y los gobernantes se someten a los dictados de los periodistas, 1a sociedad se trastoca". Según dijo, hay que tener hacia los medios de comunicación la misma prevención que ante otros poderes y desconfiar a veces de quien está detrás de las empresas periodísticas, a las que se debe exigir responsabilidad, igual que al poder político.
Aznar intervino ayer tarde en la X Convención anual de la Asociación de Banqueros Argentinos, en la que también participaron Menem y el ex presidente de EE UU, George Bush. El presidente popular resaltó en su intervención que apuesta totalmente por la evolución económica de Argentina.
[El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, dejó ayer claro que no desea alentar la polémica entre comunidades autónomas. "Lo único que podemos hacer es no contribuir a la crispación", afirmó en rueda de prensa en Barcelona.
"Yo no puedo intervenir en el Parlamento andaluz", agregó. "Lo que debemos hacer es mantener la serenidad; mantener el clima político tranquilo en Cataluña y procurar que aquí no prosperen los esfuerzos de quienes intentan enturbiarlo". Tuvo palabras muy duras contra lo que calificó genéricamente como política del "todo vale", alusión a las críticas que recibe: "Hay algunos políticos que no se lavan los dientes, de la misma forma que hay gente que no se lava y apesta".]
Un escalón no importa
Aznar se convirtió el pasado martes en uno de los primeros líderes internacionales que visitan las nuevas dependencias de la residencia presidencial argentina Quinta Olivos, inauguradas el pasado fin de semana. Cuando llegó, el presidente del PP se quedó un escalón por debajo de Carlos Menem para que no se notara en televisión la diferencia de altura entre ambos. Pero Menem se dio cuenta e inmediatamente descendió el peldaño, porque con Aznar, bromeó, no tiene tanto problema de diferencia de estatura. Y Aznar se rió.
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