Marta Sanz

El resentimiento es el sustrato profundo de la escritura creativa y, también, chispa de la crítica y del columnismo cultural

Sería maravilloso que un epitalamio o una novela de espías tuvieran efectos benéficos en la salud de nuestro aparato genital o de nuestra musculatura

Ahora no mostramos esa sonrisilla, que acaso sea burla, para que nadie la retrate, sino como genuina expresión de alegría, sarcasmo y rabia montaraz

La muerte se resignifica tras la pandemia desde variadísimas modulaciones literarias para contar la precariedad de la vejez y el fin de los sueños confundido con el fin de la juventud

Lo que veo cuando voy al cine o a clubes de lectura es gente mayor apurando los rescoldos de una hoguera

Carlos Saura contó el horror del patriarcado y la dictadura y miró con asombro a las pequeñas de nuestra generación

Privarse de alimento durante dieciocho horas seguidas, reventarse a sentadillas y hartarse de bróculi garantizan la eternidad, pero ¿cómo me leo el ‘Genji Monogatari’ si tengo que levantarme de la silla cada cuarto de hora?

En el tira y afloja entre sacerdotes y mercaderes del templo ganan por goleada mercaderes que imponen criterios con autoritarismo ‘light’

Sin acciones como las de esta maravillosa mujer joven, que se atrevió a hablarle sin tapujos a la presidenta madrileña, el futuro se queda en suspenso y solo podemos optar a conservar los restos del naufragio

Tal vez deberíamos reflexionar sobre las implicaciones de que una experiencia virtual, individual y de parque de atracciones actúe como generador de conciencia

Con el frente macroeconómico perdido, comprendo el protagonismo en la prensa seria y la televisión pública del mundo del corazón y lo sentimental-escatológico

El día postrero de un año bastante aciago ella se asfixia. Broche de oro. Catalina va a poner punto final y no imagina los sueños que le quedan por cumplir ni el dolor de sus seres queridos

No asumimos lo inasumible: la explotación que deviene en exclusión, violencia sexual, miedo y muerte. O vamos juntas o no vamos a ninguna parte

El PP-Dios —y Page— saben que la gente se equivocó al votar y ahora está arrepentida, dándose golpes de pecho para que las aguas vuelvan a su cauce

Póngannoslo fácil a quienes queremos votar. No fomenten el abstencionismo ni el voto útil en un electorado agotado de tener que hacer, antes de votar, la cuenta de la vieja

Desconfiamos de nuestra vecindad como metonimia del género humano

Ahora que la educación está devaluada, quizá deberíamos utilizarla para extinguir el ardor de las privilegiadas lenguas del odio que no se sienten responsables de ninguno de nuestros males

La “ideologización” usada como insulto por la ultraderecha es una estrategia para desactivar luchas

Colegios, urbanizaciones y vías de tren son invadidos por roedores comestibles que quieren dejar de ser muslo, espectacular animal de chistera o mascota

Vivimos en tiempos de ‘posmemoria’, desprestigio del hecho real, fe en lo virtual y ausente, defenestraciones autobiográficas. Como si las autobiografías no fuesen representaciones de la precariedad y del miedo

Protejamos a la juventud de algodoncillos demagógicos y vayamos al tuétano: no hay progreso sin inversión ―de dinero, imaginación, todo tipo de capitales― en la enseñanza pública

A veces, la representación de quiénes somos, que se infiere de nuestros libros, difiere de la que proyectamos en público, con el denominador común del deseo de complacer a la clientela

Con la película ‘En los márgenes’ sentimos un pellizco que nos mueve a resolver lo urgente y, después, si aún tenemos energía, a intentar cambiar el mundo

Estamos hasta el moño de vivir dentro de un pasodoble. Y no nos confundamos: este cuestionamiento de dañinas costumbres públicas no rebaja la felicidad cuando personas cercanas te dicen lo guapa que estás y lo mucho que te quieren

Asistimos a esta peculiar expatriación económica que amenaza con dejar a la ciudadanía sin posibilidades de ser clase media

La francesa escribe sobre el cuerpo para contar la fiereza, la curiosidad, la necesidad de una caricia cuando la memoria se pierde y todo el mundo es el enemigo

El pronóstico de una realidad difícil no siempre invita a bajar los brazos

Nos llaman para vendernos mercancías importantes para nuestra supervivencia como especie: agua, luz, gas, comunicaciones. En mi casa ya no cogemos el teléfono

La cotización no llega para jubilarse o lo que queda no alcanza para garantizar a la progenie cierta ilusión de juventud

Con ‘Hermanas’, Daisy Johnson se inscribe en la tradición de la mejor literatura anglosajona de fantasmas

Lo fundamental sería que, para cubrir trágicas fallas económicas y garantizar el buen funcionamiento de lo público, quienes más ganan paguen a su Estado lo que deben y es justo y proporcional respecto a sus ganancias

Nos vamos sin irnos y, cuando volvemos, resulta que nos hemos quedado en otro sitio que es el de siempre

El vínculo entre estatura, estudios y clase social me lleva a deducir que el punto de partida de mi familia debía de estar muy abajo, porque estudiar, hemos estudiado como fieras