El paisaje del alma
Una galaxia es una cosa seria, puedes encontrar en ella gases, planetas, polvo cósmico, materia oscura o energía
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.
Una galaxia es una cosa seria, puedes encontrar en ella gases, planetas, polvo cósmico, materia oscura o energía
Imagino con horror lo que sería vivir el resto de mi vida habitado por un tú en vez de por un yo, que es lo normal
Siguiendo la línea de puntos, descubrí el contenido central de ese decorado, compuesto por un par de sanitarios que parecen luchar contra una persona a la que en realidad intentan rescatar de la muerte
El PP vive en un presente continuo, vive en “esa persona de la que usted me habla ya no está”
Sacar el agua de debajo de la tierra sin control alguno es como quitarle las costillas a un cuerpo: se quedaría sin soporte, se le abrirían grietas y finalmente se vendría abajo
La especie humana se ha pasado la vida, desde tiempos inmemoriales, contando sus ahorros o contando cuentos
Soñé con el dióxido de nitrógeno, que oscurece la ciudad como una tentación suicida
Cada palada me trae a la memoria el rostro de un difunto. Aparece el rostro de mi madre, el de mi padre, el de los hermanos muertos
A lo largo de esta semana del feroz invierno, me he convertido en un hipocondríaco de las tuberías
Cuando viene gente a casa, nos comunicamos en el lenguaje, no a través de él. El lenguaje siempre está ahí, envolviéndonos, incluso si permanecemos en silencio
Necesitamos lo que no necesitamos con urgencia, ahora, en este mismo instante. ¿Y lo esencial? A lo esencial hemos renunciado
Cualquiera que tenga dos ojos ve por dónde se rompe y se desangra España cada lunes. Y no es por donde nos lo dicen o nos lo dejan de decir, qué va
Los seres humanos somos buscadores incansables de sentido
A los difuntos les da lo mismo tener dueño que no, ya que ni sienten ni padecen, pero a los vivos deberían dolernos esos cuerpos desabrigados como si fueran nuestros
A las personas, sorprendentemente, les gusta ser quienes son, incluso cuando son lo que no quieren
Qué fue de los zapatos viejos y de los calcetines agujereados, qué de las lágrimas que lubricaban la córnea y de las que lloraron la muerte de los padres, qué de los miedos de la infancia, del estupor adolescente y del pánico de la madurez
Mientras avanzamos hacia la digitalización de la economía, pues parece que el euro virtual está al caer, la gente se sigue muriendo de las formas más analógicas que quepa imaginar
Con Luis de Góngora me acuesto, con Baudelaire, me levanto, con el Viaje a Ítaca y con don Antonio Machado. Amén
Apago la impresora como una forma de castigo, para que reflexione, y la enciendo pasadas tres o cuatro horas en la confianza de que, al reiniciarse, mi existencia regresará a su cauce
Temo que nuestra relación con los actores políticos empiece a parecerse a la que algunos espectadores mantienen con los participantes de los programas concurso de la tele
En cada cuerpo extinto hay un trozo minúsculo de nuestro yo. Nos estamos quedando lentamente sin yo. Sin darnos cuenta
Quizá quede un recurso todavía: tirar de la cadena