_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Embajadora

Cada uno de nosotros somos un teatro donde sucede esa rareza que llamamos “yo”

Incluir el “otros” me pareció un reconocimiento estatal a la 'otredad'.
Incluir el “otros” me pareció un reconocimiento estatal a la 'otredad'.
Juan José Millás

Cuando digo que “yo” es un pronombre personal, quiero decir que va en el lugar de mí porque yo no puedo ir directamente a ningún sitio: acude en mi nombre una representación verbal. De ahí que diga “yo sufro”. Si fuera el Papa, diría “Juanjo sufre”, pero incluso “Juanjo” sería una representación de mí. Sólo puedo presentarme representándome, lo que algunos miércoles resulta un poco enloquecedor. El mundo está lleno de yoes y de túes, aunque, en rigor, el plural de yo no es yoes, sino nosotros, y el de tú no es túes, sino vosotros. Otro asunto curioso es que yo y tú carecen de género, al contrario que el pronombre personal de tercera persona (él, ella). El “yo” y el “tú” sirven para el hombre o para la mujer, indistintamente. Por cierto, que, en el formulario de entrada a Bruselas, adonde viajé hace poco, en el apartado del sexo daban a elegir entre las siguientes posibilidades: “Varón, hembra, otros”. Ignoro desde cuándo se incluye el “otros”, pero me pareció un reconocimiento estatal a la otredad. La concepción binaria del mundo se ha hecho añicos. Todo está atomizado. Tal Big Bang no ha alumbrado sin embargo pronombres personales nuevos. Mantengo que entre el “yo” y el “tú”, como entre el “nosotros” y el “vosotros” debería haber un pronombre intermedio, pues “yo” no puedo entenderme contigo sin convertirme un poco en “tú” ni “tú” conmigo sin convertirte un poco en “yo”. Por eso quizá vivimos tan distantes. Hay un profundo abismo entre el “nosotros” y el “vosotros”.

Le vendrían bien unos gramos de otredad al “yo”. Je suis un autre, decía Rimbaud queriendo tal vez significar que él sólo era el escenario del yo. Cada uno de nosotros somos un teatro donde sucede esa rareza que llamamos “yo” y que es una pequeña embajadora gramatical de este conjunto de pasiones y de vísceras, rodeado de piel, al que llamamos cuerpo.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_