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Columna
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Vocabulario

Si usted es más pobre hoy que ayer (pero menos que mañana), limítese a decir que ha sufrido “una pérdida del poder adquisitivo” para contribuir a la creación de una atmósfera de paz, tan necesaria en las situaciones de crisis

Puesto de frutas en el Mercado de Las Ventas en Madrid.
Puesto de frutas en el Mercado de Las Ventas en Madrid.V�ctor Sainz
Juan José Millás

Me pregunto si la expresión “pérdida del poder adquisitivo” es un eufemismo que equivale a “empobrecimiento”. “Pérdida del poder adquisitivo” posee un toque de carácter impersonal, como el que dice, no sé, “piedras en el riñón”. El médico no tiene la culpa de esas piedras, se ha limitado a localizarlas. Tampoco tú: las piedras aparecen en unos cuerpos y no en otros por razones que van más allá de nuestra comprensión, etc. Esto es lo que se intenta cuando se habla de la “pérdida del poder adquisitivo” provocada ahora por la inflación: que parezca una enfermedad ajena a la política o a las decisiones económicas. Si usted es más pobre hoy que ayer (pero menos que mañana), limítese a decir que ha sufrido “una pérdida del poder adquisitivo” para contribuir a la creación de una atmósfera de paz, tan necesaria en las situaciones de crisis.

Ahora bien, yo voy al mercado cada día y cuando la gente ve el precio de la fruta, se cisca en todo. La gente, en el mercado, no habla como en el telediario. Ir a la compra constituye un modo de asistir a la emisión de un telediario alternativo. No siempre se ciscan, claro, porque una de las características de la vida es la diversidad. Hay quien se queda mirando en silencio las piezas de carne y luego, con gesto de resignación, se dirige a la casquería, que queda dos metros más allá. El silencio resignado es otra forma de dar las noticias. Ayer me acerqué a una señora que iba y venía, pobre, sin comprar nada, porque nada se ajustaba a su presupuesto y le pregunté si notaba la pérdida del poder adquisitivo. “La pérdida de tu madre”, dijo.

Significa que el lenguaje de madera que utilizamos para nombrar la realidad no funciona, precisamente, en la realidad. Viene a ser como si el instrumento inventado para sacar corchos no sacara corchos. Deberíamos, en fin, revisar nuestro vocabulario.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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