_
_
_
_

El IPC cierra enero en el 6,1% tras el contagio a más productos de la cesta de la compra

La electricidad sube un 46%, el diésel un 25% y la gasolina un 23% respecto al año pasado, pero también se encarecen la carne, el aceite de oliva y la fruta

Una cajera cobra en un supermercado de Madrid.
Una cajera cobra en un supermercado de Madrid.Víctor Sainz
Álvaro Sánchez

Sube la gasolina y el diésel. Sube la electricidad. Sube el aceite de oliva, la carne y la fruta. Y de la mano de todos ellos —y de algunos otros—, sube la inflación. En enero lo hizo un 6,1%, según el dato definitivo publicado este martes por el Instituto Nacional de Estadística, que corrige al alza una décima la cifra de hace dos semanas. Los precios acumulan así 10 meses por encima del umbral del 2% objetivo del Banco Central Europeo, y rondan su nivel más alto de las últimas tres décadas. Aunque la cifra está por debajo del 6,5% de diciembre, no existe consenso sobre cuándo terminará la espiral de encarecimiento del coste de la vida, si bien la mayoría de organismos creen que los incrementos de precios persistirán hasta la segunda mitad del año.

2022 ha empezado de un modo parecido a como acabó 2021 debido a un puñado de factores. En el flanco energético, enero fue el segundo mes con la electricidad más cara de la historia en el mercado mayorista español. Y el barril de petróleo brent cerró el mes por encima de los 90 dólares, empujado por una recuperación más rápida de la esperada de muchas economías a lomos de los estímulos públicos, y una oferta insuficiente, en parte por las reticencias de los países productores a abrir más el grifo y por la escasa inversión en exploración y producción de los últimos años. Eso ha contribuido a que el diésel se encarezca un 25,7% y la gasolina un 23,1% en los últimos 12 meses.

En el lado de la distribución, los problemas en las cadenas de suministro continúan. Las largas esperas en los puertos, la subida de los fletes marítimos y la paralización de fábricas chinas por contagios puntuales debido a la política de tolerancia cero con el virus de las autoridades, siguen lastrando el normal fluir del comercio global, generando costes adicionales.

La cuesta de enero, por tanto, ha sido este año más pronunciada si cabe, y no se libran productos habituales de la cesta de la compra. El aceite de oliva subió un 30,1% interanual, las frutas frescas se encarecieron un 8,8%, la carne de ovino y caprino un 12,6%, la de ave un 6,6%, la de vacuno un 6%, las harinas y cereales un 10,6%, el arroz un 8%, la leche el 6,6%, igual que los huevos, y el pan un 5,3%, por citar algunos alimentos. Fuera de ese ámbito también ha habido subidas de precios: las prendas de vestir para hombre se encarecieron un 5%, y las de mujer un 4% en tasa anual, aunque bajan respecto a diciembre por la campaña de rebajas.

La inflación subyacente —que excluye los precios más volátiles de la energía y los alimentos frescos—, sube tres décimas, hasta el 2,4%, su tasa más alta desde octubre de 2012, lo que indica un efecto contagio a otros productos.

Vídeo: EPV

Ante la preocupación por los altos precios, el Banco Central Europeo publicó hace una semana una ristra de preguntas y respuestas sobre la inflación a cargo de la alemana Isabel Schnabel, miembro del Consejo Ejecutivo de la entidad. “Nos tomamos muy en serio las preocupaciones de la gente sobre el aumento de los precios. Usted y todos los ciudadanos de la UE pueden confiar en que utilizaremos todos nuestros instrumentos para estabilizar la inflación en nuestro objetivo del 2% a medio plazo”, dice cuando le preguntan si el BCE no está arriesgándose a ver golpeada su reputación ante su incapacidad para proteger los ahorros del golpe inflacionista.

El debate sobre el poder adquisitivo ha saltado a un primer plano de las elecciones francesas, donde los candidatos no ignoran que el 52% de la población cita la pérdida de capacidad de compra como su principal preocupación. Y en España marca las negociaciones entre patronal y sindicatos para alcanzar un pacto de rentas a varios años que brinde estabilidad frente a los aumentos de precios.

La omnipresencia del fenómeno, tema de conversación recurrente porque afecta directamente al bolsillo del ciudadano, vuelve la inflación una mercancía tóxica políticamente, una potencial fuente de desgaste a pesar de que buena parte de la subida de precios responde a variables ligadas a los mercados internacionales, frente a los que poco puede hacer un país de manera individual. Ni siquiera Estados Unidos. Las plegarias de Joe Biden a los productores de petróleo para que eleven su techo de producción han caído en saco roto hasta ahora.

Tensiones geopolíticas

La esperanza de que con el paso de los meses la inflación se diluya gracias al fin del efecto estadístico adverso que suponía comparar los niveles de precios con los meses en los que la pandemia hacía estragos con más fuerza y los hizo desplomarse no se ha percibido demasiado por ahora.

En enero de este año, la subida anual de la electricidad fue menor (46,4% frente al 72% de diciembre) porque se mide con el mismo mes de 2021, cuando el temporal Filomena y la ola de frío en varias zonas del país disparó los precios debido a la mayor demanda para calentar el hogar. En febrero de 2021, sin embargo, se produjo el fenómeno inverso: se normalizó el mercado de gas, sopló más el viento y las temperaturas fueron más cálidas, con lo que este año la comparativa augura un nuevo repunte de la inflación el mes próximo.

Algunos expertos esperan, en cambio, que a partir de marzo, cuando los precios empezaron a subir más el año pasado, la comparación haga frenarse la inflación este año, aunque esas previsiones dependen de fenómenos tan imprevisibles como las tensiones geopolíticas en Ucrania, que puede disparar los precios de la energía aún más si el conflicto termina por estallar.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_