Teorías del todo
Fíjense bien en esta fotografía. ¿Parece un chip o no parece un chip? Parece un chip, pero se trata de la vista aérea de un conjunto de blindados que el Gobierno ruso acumuló en la frontera con Ucrania durante los comienzos de la escalada militar. Lo macro y lo micro se asemejan muchísimo. Un grano de arena amplificado parece una montaña, del mismo modo que una montaña reducida parece un grano de arena. La ciencia lleva años intentando enlazar las leyes del mundo subatómico con las del atómico en una especie de teoría del todo. No lo consigue de momento porque en el mundo subatómico, por ejemplo, una partícula puede estar en dos sitios a la vez, mientras que en el atómico la bicicleta estática está en el dormitorio o en el salón. Quizá, como mucho, en la terraza, si la tienes.
Si pudiéramos estar en dos sitios a la vez no habría problemas de conciliación entre la vida laboral y la familiar, tampoco habría problemas de adulterio porque el adúltero (o la adúltera, insuficiencias del genérico) cumpliría de forma simultánea con el amante (o la amante) y el cónyuge (o la cónyuge). Sería como disponer de dos vidas, aunque, con lo fatigoso que resulta sacar una adelante, quizá no compensara.
Pero bueno, ahí estamos, intentando acomodar la semejanza de los tanques a la de los microchips. La letalidad del chip es directamente proporcional a su ausencia (si no hay microchips, tampoco hay ordenadores, ni móviles, etcétera), mientras que la del tanque es directamente proporcional a su presencia. Alguien andará dándole vueltas al modo de juntar ambas letalidades. Suerte.
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