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Columna

Irse de aquí

Hay una sensación graciosísima, irreal sólo a ratos, según la cual quien se va de Madrid cuando no toca, lo que hace es entregar las armas; y otra sensación, más palpable y terrorífica, según la cual le obligan a entregarlas

Columna

Usurpadora

Hoy se atenta contra la conversación por la rabia legítima de quienes sistemáticamente han sufrido la expulsión del templo, y recuerdan el cinismo y la condescendencia del todo para el pueblo, pero sin el pueblo