Patatas con coliflor al estilo indio (Aloo gobi)
Un plato sencillo, vegano y lleno de sabores gracias a la mezcla de especias que integran la salsa. Con un truco extra para que la verdura no quede recocida ni aceitosa.
Un plato sencillo, vegano y lleno de sabores gracias a la mezcla de especias que integran la salsa. Con un truco extra para que la verdura no quede recocida ni aceitosa.
Además de comerla cruda, poniendo cara de circunstancias para vez que nos toca una de esas hojas amargas y agrestes -porque así es la escarola, y así hay que quererla- podemos saltearla con un refrito de ajo.
Cortar el calabacín en tiras largas que recuerdan a la pasta italiana nos permite preparar platos ligeros y sabrosos con un simple salteado. El de hoy lo acompañamos con un pesto rojo de anacardos.
Septiembre es un mes perfecto para comer ensaladas de lentejas, judías o garbanzos: todavía hace calorcillo y convienen platos sanos y saciantes para recuperar la normalidad después de las vacaciones.
Una crece sobre tierra, la otra debajo; una es de verano, la otra de invierno -aunque podemos encontrarla cocida todo el año-, y ambas se alían para convertirse en una sopa refrescante y llena de sabor.
Una versión que prescinde de la clásica anchoa, y se viene arriba con ingredientes aptos para ovolacteovegetarianos como el queso, el aguacate o los huevos de codorniz, añadidos a la suculencia de los encurtidos.
Los 'Frankenstein' gastronómicos, como los cronuts o los burritos de sushi, están a la orden del día y no siempre funcionan. Pero este híbrido entre ceviche y tartar está buenísimo y es un homenaje al verano.
Las verduras cocidas y las crudas conviven alegremente en una ensalada a la que el queso feta aporta vidilla, la albahaca y los rabanitos frescura y el huevo casi duro lo remata todo con alegría.
El salteado no sólo es la técnica más rápida para cocinar verduras, sino que respeta al máximo sus virtudes. Explicamos su versión más simple, aplicaciones y, como siempre, un menú para todo el día.
¿No sabes pelar alcachofas o te da palo hacerlo? El microondas vuelve a ser el arma secreta para cocinar esta verdura con la máxima rapidez, el mínimo esfuerzo y unos resultados excelentes.
Existen pocas verduras más fáciles de cocinar que las espinacas: basta con echarlas en una sartén con un poco de aceite y esperar a que se hagan. ¿Sus mejores amigos? Las frutas y los frutos secos.
Guisantes y alcachofas al vapor y una salsa a medio camino entre el pesto y la gremolata que anima y refresca el conjunto. El huevo es opcional, pero muy recomendable.
La untuosidad de la mantequilla y la potencia de sabor del miso hacen que la combinación de ambos sea una deliciosa bomba que queda especialmente bien con platos de pescado, verdura o tubérculos.
Si no te hace mucho chiste la col cocinada, deberías darle la oportunidad de llegar a tu plato cruda. Aquí tienes tres ensaladas frescas y crujientes capaces de convencer al más repollófobo.
Una ensalada de origen siciliano que puedes preparar solo con los ingredientes que tiene en el nombre. O sofisticar un poco más con un toque ácido en el aliño, un poco de queso curado o anchoas.
Las alcachofas están en plena temporada y frescas son deliciosas, pero si al final las vas a triturar para preparar una crema hay un truco para ahorrar tiempo: comprarlas congeladas.
Con un resto de turrón puedes hacer una vinagreta con un punto dulce perfecta para arreglar unas hojas de invierno como las endivias y unas uvas, todo acompañado de un poco de salmón ahumado.
Después de las fiestas el cuerpo pide a gritos que bajemos la marcha. Toca comer platos ligeros y saludables que nos ayuden a volver a la realidad.
Una ensalada que puede llevar el tubérculo invernal más colorida hasta tu mesa navideña, previo paso por el horno y después de retozar en una marinada alegre a base de ajo, miel y vinagre balsámico.
Si bostezas cuando ves lechuga en un plato, quizá ha llegado la hora de renovar tu repertorio de ensaladas verdes. Aquí tienes tres tan fáciles como diferentes que no llevan ni maíz, ni atún, ni aceitunas ni tomate.
Cocinar esta verdura de otoño entera y sin tocar el agua nos asegura una textura 'al dente' y ningún olor raruno, mientras la marinada aporta un montón de sabores que convierten la modesta coliflor en un plato festivo.
Una ensalada tibia que combina diferentes coles cocinadas al punto con un aliño alegre, picatostes caseros, albahaca y una cebolla morada que pierde fuerza al combinarse con las verduras calientes.
Un poco por los restaurantes japoneses y otro poco por la 'real food', el edamame ha dejado de ser un exotismo. Por si te aburres de tomarlo al vapor, ahí van tres recetas para sacarle algo más de jugo.
Unas setas finas y de tallo largo cocinadas con un poco de mantequilla hacen de fideos en este plato de inspiración asiática. ¿La salsa? Una yema de huevo.
Más frescos y menos viejunos que los rollitos primavera, los 'goi cuon' vietnamitas son un clásico de la cocina asiática ligera. Su facilidad de preparación es otro punto a favor.
La coliflor picada es un perfecto sustituto del arroz y el cuscús, especialmente interesante si se quieren consumir menos hidratos. Hoy la horneamos con pescado blanco y una guarnición de edamame.
Un estofado clásico que prescinde de la ternera, pero tiene la misma salsa sabrosa para mojar y viene con un truco de regalo para mejorar notablemente la textura del tofu.