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La secesión de Cataluña, vista desde EL PAÍS

Reunimos los editoriales y artículos de opinión publicados en EL PAÍS sobre los movimientos del independentismo catalán

Discurso del presidente catalan, Carles Puigdemont, a su lado, el vicepresidente, Oriol Junqueras en el 77 aniversario del fusilamiento de Lluis Companys.
Discurso del presidente catalan, Carles Puigdemont, a su lado, el vicepresidente, Oriol Junqueras en el 77 aniversario del fusilamiento de Lluis Companys.Albert Garcia (EL PAÍS)

Editorial | 155 : cuenta atrás (16 octubre)

De seguir adelante, Puigdemont habrá cometido un error histórico del que Cataluña y el resto de España saldrán mal parados. Su desafío, sobre una base social que no alcanza el 50% según las últimas elecciones autonómicas, conduce esta crisis a un callejón sin salida en el que el artículo 155 asoma como la única manera de defender al Estado de derecho sin necesidad de recurrir a herramientas mucho más traumáticas, como el estado de alarma, excepción o sitio (artículo 116).

Editorial | Manos a la obra (15 octubre)

Es probable que antes de culminar la reforma deba encauzarse la cuestión catalana con un pacto, vía estatutaria, vía relectura parcial de la Ley Fundamental, o con una disposición adicional específica. Toda opción puede ser válida, y convendrá engarzarla armónicamente en la entera reforma de la Constitución. Manos a la obra.

Editorial | Amenaza para el euro (14 octubre)

La posición de Bruselas es, por el momento, de advertencia. Pero el daño a la economía irá creciendo con el paso de las semanas y los meses y esa posición puede endurecerse. Jean-Claude Juncker ha sido rotundo: “No quiero una Cataluña independiente; otros harían lo mismo”. Y eso define perfectamente la estrategia europea.

Editorial | Crisis y oportunidad (12 octubre)

Resulta difícil de entender tanta comprensión hacia un Govern que no ha hecho más que violentar las leyes y abrazar una estrategia más propia de trileros que de un Ejecutivo democrático. Ante un momento tan decisivo y con una oferta de diálogo real, legal y legítimo para renovar el pacto constitucional y reforzar la democracia y el progreso, son muchos los que ahora se van a ver enfrentados a sus contradicciones.

Editorial | Una nueva trampa (10 octubre)

Todos deben tener claro que la confusión que sembró Puigdemont es parte integral de su estrategia independentista y en ningún caso una oferta sincera de volver al marco constitucional para, desde ahí, plantear un diálogo sin condiciones sino, una vez más, otro ultimátum que el Estado de ninguna manera puede aceptar.

Editorial | Ante el precipicio (9 octubre)

Es importante que se diga bien claro al secesionismo cuáles serían las consecuencias de una Declaración Unilateral de Independencia (DUI); y no solo para que así no puedan alegar ignorancia cuando éstas se materialicen, sino para que quede en evidencia ante los ciudadanos —y también ante el mundo— la absoluta irresponsabilidad de haberse lanzado al abismo de forma plenamente consciente.

Editorial | Fin de la hegemonía (9 octubre)

Durante décadas, el nacionalismo catalán ha construido un monopolio ideológico y asfixiado la pluralidad de la sociedad. El domingo, esa hegemonía, asentada en el control de la calle como de las instituciones políticas y de la sociedad civil, se ha derrumbado estrepitosamente. El independentismo, ya fuera de la legalidad, ha perdido ahora también la legitimidad.

Editorial | Por la unidad (8 octubre)

Una parte de los catalanes está saliendo a la calle para acabar con otra falacia del independentismo: la de que allí existe un único pueblo que quiere irse de España, y una minoría que lo acepta en silencio y acríticamente. Nada más lejos de la realidad. Ojalá que estos gestos ciudadanos ayuden a reforzar también la unidad de los partidos.

Editorial | Procés antieuropeo (7 octubre)

A las prácticamente nulas simpatías que el secesionismo ya tenía en Bruselas, Puigdemont ha añadido ahora la certeza de que su proyecto implica reconocer el derecho de autodeterminación de todos los pueblos de Europa. Paradójicamente, en su ansia de internacionalizar el procés, Puigdemont ha convertido a una hipotética Cataluña independiente en una amenaza de primer orden para la estabilidad de la UE.

Editorial | Una Cataluña inviable (7 octubre)

Pocas frases son tan desafortunadas y erróneas como la que pronunció el jueves el vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras: “No habrá una huida de empresas”. Y pocas frases reflejan mejor que esa el autoengaño del Govern y el engaño que ha transmitido a los que han creído en sus promesas sobre la viabilidad económica de la independencia.

Editorial | Diálogo y negociación (6 octubre)

Instar al Govern a volver a la Constitución y a la legalidad para plantear dentro de ella sus demandas de mejor o mayor autogobierno es el mejor favor que todos los demócratas, dentro y fuera de España, pueden hacer a nuestra democracia y a nuestra convivencia. Con ese objetivo, dialogar sí, negociar también, mediar también. Dentro de la Constitución, incluso para cambiarla.

Editorial | Huir del caos independentista (6 octubre)

El Sabadell ha tomado una medida defensiva razonable. Si la convulsión política continúa, los negocios de cierta relevancia situados en Cataluña tendrán que enfrentarse a la misma decisión, aunque la irresponsabilidad del Govern cierre los ojos a esta evidencia y a la ruina que se avecina.

Editorial | La hora del Gobierno (5 octubre)

Detrás del señuelo del diálogo que ofreció, Puigdemont confirmó que no se moverá un milímetro de su hoja de ruta independentista. Su guion está escrito. El del Rey también. Es hora de que el Gobierno, apoyado por el PSOE y Ciudadanos, diseñen, exhiban y pongan en práctica su plan.

Editorial | Firmeza democrática (4 octubre)

Felipe VI cumple con su mandato constitucional, de defender la unidad de España, sin sobrepasar los límites que él respeta cuidadosamente. Desde que el Parlamento de Cataluña rompiera la legalidad los días 6 y 7 de septiembre, se habían levantado voces pidiendo su intervención, que finalmente ha decidido hacer tras la celebración del referéndum ilegal y la insurgencia fomentada por las autoridades catalanas.

Editorial | Un Govern anticatalán (4 octubre)

Resulta más urgente que nunca la necesidad de que el Gobierno y las fuerzas democráticas, incluido el nacionalismo moderado vasco, forjen una respuesta, una propuesta, una oferta para los catalanes, un proyecto susceptible de interesarles e ilusionarles.

Editorial | Usar Europa en vano (3 octubre)

El carácter fraudulento de la pretensión secesionista se evidencia en que pide a Europa apoyo mediador para una causa cuya finalidad última es la fragmentación del Estado. Es decir, exactamente lo contrario de la filosofía fundacional de la UE, que postula la superación de los demonios que los nacionalismos excluyentes siempre han traído a Europa.

Editorial | Frente a la insurrección la ley, pero no solo la ley (2 octubre)

Toca saber cómo va a seguir enfrentando este descomunal desafío el Gobierno legítimamente elegido por los españoles. Estos tienen derecho a que Rajoy se lo explique sin necesidad de repetir lo que ya sabemos, que es preciso garantizar el imperio de la ley, porque eso es tan obvio como que amanece cada día. Para nada vale que el Gobierno se lamente de que le obligan a hacer lo que no quería. Lo que tiene que aclarar su presidente, si es capaz de ello, es lo que verdaderamente quiere y está dispuesto a hacer para que este país y sus 17 autonomías tengan un proyecto de futuro, en democracia y pacífica convivencia.

Editorial | EL PAÍS con el Estatut (1 octubre)

Hay que defender a toda costa el Estatut, puesto hoy en peligro por quienes han pretendido usarlo en contra de los catalanes y luego derogarlo. Un grupo de dirigentes políticos encabezados por el presidente de la Generalitat concretaron, después de numerosas amenazas, su golpe al Parlament los días 6 y 7 de septiembre con la aprobación de las leyes de ruptura constitucional con carácter de primacía sobre el Estatut y la Constitución, y que vienen, pues, a derogar ambas normas fundamentales.

Editorial | Por qué no votar el 1-O (30 septiembre)

El Govern sabe que sin un buen puñado de votos negativos, su falsa consulta se elevaría además a la categoría de referéndum franquista. Precisamente por ello, nadie debe respaldar con su participación tamaño fraude. Ninguna legitimación para lo ilegítimo ni para la ruptura unilateral de la convivencia.

Editorial |Intoxicaciones rusas (29 septiembre)

La crisis generada por el procés se ajusta de maravilla a los métodos de la maquinaria rusa tan bien engrasada. Hasta ahora en España solo se había interesado para apoyar al movimiento homófobo Hazte Oír. Su actual injerencia es intolerable y peligrosa. El independentismo ha encontrado un incómodo e inesperado aliado. Un motivo más para la reflexión sobre las consecuencias de su desafío.

Editorial |Proteger la convivencia (29 septiembre)

En la recta final de esta carrera iniciada por el Govern, cuando las energías deben concentrarse en la búsqueda de soluciones y en favorecer las actuaciones más razonables el 2 de octubre, conviene y urge asumir responsabilidades para evitar que las pasiones se desborden hasta provocar el accidente. Que nunca nadie tenga que lamentar no haber hecho lo suficiente.

Editorial |Los mossos son Estado (28 septiembre)

Ante un desafío de tal calibre al ordenamiento constitucional como el que vivimos en este momento, no son aceptables estratagemas dilatorias o exculpatorias como las que está poniendo en marcha el Govern. Los Mossos, como los demás cuerpos, son Estado, y están y deben estar inequivocamente sometidos al poder judicial.

Editorial |Ausencia de gobierno (26 septiembre)

Puede ser estrategia o incompetencia, pero en cualquiera de los casos o interpretaciones, la actuación del Gobierno de España en este momento —ante la mayor crisis de Estado que vive el país posiblemente desde el 23-F— es desconcertante, insuficiente, roza lo irresponsable y desde luego es merecedora de una firme reprobación.

Editorial |El diálogo que necesitamos (22 septiembre)

Este diálogo no puede emprenderse aún, y nunca podrá emprenderse antes de la restauración inequívoca del Estado de derecho en Cataluña, pero lo que sí puede comenzar pronto es la iniciativa política para sentar sus bases. Es importante decirlo. Y más aún hacerlo. El país lo necesita.

Editorial | Las mentiras de Puigdemont (21 septiembre)

Tras conocerse los registros y detenciones efectuados ayer por la Guardia Civil en diversas dependencias de la Generalitat, su presidente, Carles Puigdemont, formuló una serie de afirmaciones falsas. Creemos fundamental que en una democracia las autoridades públicas no puedan mentir impunemente a la ciudadanía.

Editorial | Restablecer el orden constitucional (20 septiembre)

El Gobierno debe poner fin al constante abuso y desviación de poder en el que se han instalado las instituciones que el secesionismo ha puesto bajo su control. Se trata de restaurar los derechos establecidos en la Constitución y el Estatut que han sido arbitrariamente derogados o suspendidos por los secesionistas.

Editorial | Obedézcanse a sí mismos (19 septiembre)

Al cumplir la orden de dar publicidad a las resoluciones del alto tribunal, el Govern viene a ejercer un reconocimiento de las mismas, sometiéndose a la autoridad de quien las emitió. Y en virtud del principio jurídico según el cual nadie (y menos aún una Administración) puede actuar contra sus propios actos, el Govern viene obligado —autoobligado, si se quiere— a cumplirlas.

Editorial Doble autoridad (17 septiembre)

El Govern ha construido un andamiaje pseudoinstitucional complejo y fraudulento: desmontarlo no es fácil —mucho menos de lo que se aseguraba desde el Gobierno—, pero no hay más remedio que hacerlo, si se quiere evitar el fin de la autonomía y la derogación de la Constitución por la vía de los hechos consumados.

Editorial | Engaño de Colau (16 septiembre)

Colau se apunta al referéndum que su gente aún rechazaba ayer. Lo hace por la puerta trasera. Rompe el compromiso de su partido. Viola el deseo de la mayoría cualificada de sus electores. Traba un pacto fraudulento con el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, para cederle a él la gestión de los locales municipales sorteando su responsabilidad penal personal, que al parecer asumirá en solitario el Govern. Antepone su seguridad personal. ¿Es esta la valerosa Colau que remaba a contracorriente?

Editorial | Alcaldes (14 septiembre)

El intento de Puigdemont y los suyos de protegerse tras los alcaldes secesionistas como escudo humano quiebra la paz institucional catalana; atenta contra la armonía social; y entorpece el mínimo grado de cohabitación exigible a la dirigencia catalana de todos los niveles.

Editorial | Fraude a los catalanes (12 septiembre)

Los ciudadanos que ayer ejercieron el derecho a manifestarse merecen por tanto todo el respeto. Otra cosa es el uso torticero que de ellos puedan hacer, y hacen, los convocantes. Y sobre todo la institución que se debe a toda la sociedad catalana —no solo a un fragmento de la misma, por importante que sea—, como el Gobierno de la Generalitat.

Editorial | Per Catalunya (11 septiembre)

Cataluña celebra este lunes su Diada. Como es habitual, combinará el carácter festivo, el aliento reivindicativo y el intento de capitalización política del amplio sentimiento popular catalanista. Que todos los catalanes y españoles podamos sentirnos orgullosos de clamar: ¡Por Cataluña! En libertad. Con paz. En concordia.

Editorial | La dignidad de Cataluña (8 septiembre)

Fueron socialistas, ciutadans, populares y comuneros quienes mejor reivindicaron la dignidad de Cataluña y de sus leyes e instituciones, que las normativas del referéndum y la de transitoriedad vienen a abolir, al propiciar la cancelación de la vigencia del Estatut.

Editorial | Naufragio del 'procés' (7 septiembre)

El debate del Parlament que lanzó la ley del referéndum secesionista supone el cénit de radicalidad y tensión en el desafío contra la democracia española y contra la legalidad y las instituciones catalanas de autogobierno que el procés soberanista abrió hace un lustro.

Editorial | Hacia la autocracia (28 agosto)

La proposición de ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república catalana presentada ayer al Parlament por el bloque secesionista es una norma de abrupta ruptura con apariencia de ley fundamental provisional, radicalmente anticonstitucional y antiestatutaria.

Editorial | Irresponsabilidad (8 agosto)

La cuestión de fondo que debe plantearse Podemos es si tiene o no un discurso y un plan para Cataluña. No es lo mismo defender un referéndum acordado que llamar a participar en una votación convocada unilateralmente y sin ningún tipo de garantías como la que propone hoy el presidente catalán.

Editorial | Contra el Parlament (2 agosto)

Es significativo que todos los parlamentarios secesionistas firmen las leyes de desconexión. Aparenta fuerza; pero esconde desconfianza e inseguridad. Sirve para que todos se vigilen entre sí, no sea que alguno desfallezca, como sucedió con varios consejeros, y haya que purgarlo, algo más arduo con un diputad

Editorial | Democracia y diálogo (23 julio)

Es evidente que solo el diálogo resolverá la situación actual. Pero la excepcionalidad en que el procés ha sumido a los catalanes y a la democracia española no posibilita ahora mismo un pacto fértil, ni siquiera una negociación útil para balizarlo.

Editorial | Miedo en Cataluña (15 julio)

Hay miedo en Cataluña. Pero no un miedo general ciudadano, aunque a medida que se radicaliza el procés soberanista crece la inquietud por su deriva autoritaria y desestabilizadora. El miedo anida en la cúpula secesionista.

Editorial | Ley fraudulenta (5 julio)

La “ley del referéndum de autodeterminación” presentada por los dos grupos secesionistas de la Cámara catalana es un fraude. Una presunta norma, carente por completo de estatuto jurídico parlamentario. Ni es borrador, ni es proyecto, ni es moción. No es nada más allá del vacío, al menos de momento. ¿A quién se pretende obligar con una norma que se disfraza y esconde para no ser tal?

Editorial | Secesión autoritaria (3 julio)

Según la última versión de la ley de ruptura (oficialmente: “Fundacional y de transitoriedad”) desvelada por EL PAÍS, el referéndum abriría un proceso constituyente, para desembocar en una Carta Magna redactada de modo irregular. La propuesta es disparatada. No solo viola el actual ordenamiento. Conculcaría también, dictatorialmente, los derechos de los ciudadanos de Cataluña: el Parlamento constituyente, elegido en el vacío (¡no hay ley electoral propia!), no sería libre de redactar una Constitución a su libre albedrío.

Editorial | Se equivoca, señor Puigdemont (9 junio)

Descartado ya oficialmente el objetivo de un referéndum independentista pactado, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado la fecha y pregunta del referéndum unilateral ilegal que pretende convocar. Apelamos a su responsabilidad y le pedimos que no rompa la convivencia democrática.

Editorial | Fiasco secesionista (7 junio)

La cumbre del Pacto Nacional por el Referéndum que agrupaba a la Generalitat, a los secesionistas favorables a la ruptura unilateral, a los partidarios de una consulta legal pactada y a otras muchas entidades fracasó con estrépito. No por ello ha quedado menos claro que el secesionismo, minoritario socialmente, se ha quedado políticamente aislado. Sin alianzas. Ni externas ni internas.

Editorial | Restaurar la racionalidad (4 junio)

Ante el golpe antiestatutario en marcha, urge un golpe de timón a cargo de las fuerzas catalanas para sustituir la actual dinámica de choque por otra de pacto, Asegura Puigdemont que mantiene su compromiso de retirarse en breve. ¿Con la responsabilidad de legar una derrota autoinferida, una situación inmanejable y una desafección de aquellos a los que su partido ilusionó con sueños?

Editorial | Que actúen las cortes (24 mayo)

La cuestión catalana se ha convertido, como nunca, en el primer problema político español. Como tal debe enfocarse. Y por tanto las instituciones comunes deben implicarse en su resolución. Si el Gobierno es incapaz de hacerlo, la responsabilidad recae en el Parlamento.

Editorial | Fraude secesionista (23 mayo)

Esa ley de ruptura es jurídicamente un dislate y un fraude. Pretende regular una “transición” y se autodenomina “fundacional”: términos antitéticos. Es una ley ordinaria que busca derogar la máxima norma catalana (el Estatut) y española (la Constitución) sin siquiera atender el requerido quorum reforzado previsto para reformas estatutarias menores. Cualesquiera que sean la viabilidad o imposibilidad de sus propuestas —hay de todo—, el Gobierno no debe parapetarse en la inacción.

Editorial | Parlament secuestrado (12 mayo)

Hasta hace poco el Parlament era bastante eficiente y progresista. A cada nuevo paso, el secesionismo va adoptando pautas propias del populismo extremo y autoritario. Se apresta a cambiar el reglamento de la Cámara para hurtarle el debate sobre la ley de desconexión exprés.

Editorial | El ‘procés’ amenaza (26 abril)

A medida que se acerca la fecha de la autoconvocatoria de un referéndum ilegal, el procés soberanista catalán extrema sus aristas más autoritarias. Y se olvida de la prometida “revolución de las sonrisas” emprendida “con ilusión” por tantos ciudadanos de buena fe.

Editorial | Cataluña, final de etapa (16 abril)

El plazo de 18 meses preconizado por el secesionismo en el poder para culminar la legislatura catalana ha sido sobrepasado: igual que las fechas de 2015 y 2016 antes previstas para la independencia. Y los preparativos del referéndum unilateral —el que bajo la retórica pactista se propone— son tan débiles como estéril el balance legislativo y de gobierno del periodo. Todo pespuntea un final de etapa.

Editorial | Autogolpe en Cataluña (8 marzo)

Los guardianes del Estatut quieren ejecutar el autogolpe al Estatut en silencio, por sorpresa, contra sus propias promesas de transparencia, respeto a la legalidad y compromiso de contar con la mayoría social. Esa proclamación de una República “de derecho” catalana que se pretende realizar cambiando el orden del día de una jornada parlamentaria.

Editorial | Golpe parlamentario (1 marzo)

El secesionismo catalán busca legitimidad en el desprecio a la calidad de la democracia española. Olvida que esta está solemnemente homologada con las democracias más avanzadas; que CiU ha sido el tercer grupo en presencia parlamentaria e influencia de la misma; que la Generalitat es sustancia clave de esa democracia.

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