El PNV y HB suscribieron ayer un acuerdo, junto con el resto de las
organizaciones del Pacto de Lizarra, en el que piden a "todas las partes"
implicadas en el proceso de paz que "revisen sus decisiones" de los últimos
meses. El comunicado se refiere explícitamente a los Gobiernos español y
francés y a ETA. Antes de la reunión de Lizarra, el PNV había ofrecido a HB
un pacto para establecer un nuevo marco político y jurídico que permitiría
alcanzar el objetivo de la plena soberanía en Euskadi. La oferta fue
realizada por el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, horas antes de que
concluyera el plazo dado por ETA para cometer atentados terroristas.
Entre treinta y cuarenta personas quedaron ayer sepultadas entre los
escombros de un edificio de tres plantas y 15 viviendas situado en
Wilhelmsburg, a unos setenta kilómetros de Viena, la capital de Austria. La
casa se vino abajo por una explosión de gas. Algunos supervivientes fueron
rescatados y transportados a un hospital. Soldados con excavadoras y grúas
ayudaban anoche a bomberos y policías. Los equipos de rescate trabajaban
con sondas y perros para tratar de detectar nuevas señales de vida entre
los escombros.
La Iglesia española rompió ayer con la reciente tendencia del catolicismo
en otros países y en el propio Vaticano y eludió pedir perdón por su
implicación en la guerra civil y su colaboración con la dictadura del
general Franco. En un documento que se limita a una petición genérica del
"perdón de Dios" para quienes participaron en cualquiera de los dos bandos,
los obispos renuncian a "señalar culpas de nadie" en la contienda. Su
portavoz, el obispo Juan José Asenjo, manifestó: "No queremos establecer
quién tiene que pedir más perdón". Lejos de entonar el mea culpa, Asenjo
afirmó que "la Iglesia también fue víctima" de la guerra. El documento
sitúa al catolicismo oficial por encima de los errores del siglo y critica
el secularismo.