La Comisión Europea cede a las presiones de EEUU para negociar sobre los transgénicos
ENVIADO ESPECIAL Los Gobiernos de la Unión Europea han puesto el grito en el cielo contra la Comisión Europea por su inesperado cambio de posición sobre la inclusión de la negociación de los productos trasgénicos en el marco de la Organización Mundial de Comercio (OMC) como insistentemente solicitaba EEUU. Los Quince no sólo se enfadaron con Bruselas por hacer esta concesión sin consultar, sino porque éste es uno de los temas que más susceptibilidades despierta entre la población europea, y contra el que oponían mayor resistencia los miles de manifestantes en las calles de Seattle.
La concesión de Bruselas, realizada a última hora de miércoles, ha provocado un fuerte malestar entre los miembros de la delegación negociadora europea durante todo el jueves, el día previo al final de la cumbre del comercio mundial. Los funcionarios europeos se mostraban visiblemente contrariados ayer al tener que responder a preguntas de la prensa y fundamentalmente de los grupos ambientalistas sobre el revés de la UE en su postura.Los ministros de Medio Ambiente de Francia, Italia, Dinamarca, Bélgica y el Reino Unido, los más enfadados, se unieron para rechazar las concesiones de la Comisión e inmediatamente lanzaron un comunicado desautorizando la decisión de Bruselas, y recordando que las implicaciones de la ingeniería genética sobre los alimentos de ninguna manera deben negociarse en la OMC. En una reunión posterior, los Quince reprocharon con dureza al comisario europeo de Comercio, Pascal Lamy, el haber negociado este tema sin tener un mandato expreso. "No se disparó usted en el pie", le echó en cara un ministro de Comercio europeo a Lamy, según contó a la agencia Reuters uno de los asistentes a la reunión, "más bien se lo ametralló".
La magnitud de la división que se produjo en la delegación europea fue puesta en evidencia cuando los ministros de Medio Ambiente europeos de los cinco países antes mencionados no asistieron a una rueda de prensa organizada por la delegación negociadora. "Franz Fischler
[comisario de Agricultura] y Lamy han invitado al zorro al gallinero", declaraban ayer varios miembros de Amigos de la Tierra y otras ONG, que durante todo el día de ayer repartieron folletos advirtiendo del peligro de las concesiones de la UE para la salud humana y organizando una rueda de prensa tras otra para protestar por éstas.
"Ambos funcionarios tendrán que explicar a millones de ciudadanos de toda Europa y del resto del mundo que han perdido su derecho a negarse a tragar alimentos genéticamente modificados", señalaba una octavilla de Greenpeace.
Las ONG avisaron que si EEUU, el mayor exportador de productos genéticamente modificados, se sale con la suya y cuela este tema en el marco de la OMC aumentará su presión para que los países pobres abran sus mercados a los alimentos biotecnológicos.
Algunos expertos en alimentación, la mayoría estadounidenses, también levantaron la voz ayer explicando que los cultivos genéticamente tratados pueden eliminar el hambre de miles de millones de personas y que aún no se ha probado científicamente que estos alimentos son nocivos para la salud humana. Esta duda científica ha sido la principal herramienta de la UE para frenar el ingreso de carne hormonada a Europa y por lo que EEUU la ha demandado ante la OMC.
La reacciones de protesta contra Bruselas obligaron a Pascal Lamy a "aclarar" su acuerdo con EEUU. El comisario se apresuró a explicar que la UE de ninguna manera apoya la negociación del comercio de productos transgénicos dentro de la OMC antes que como una convención de Naciones Unidas.
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