La Semana Marañón resalta la vigencia de sus tesis sobre la emoción

"La emoción nace con el instinto. Todo instinto lleva por compañera una emoción. Lo que distingue a la emoción de toda sensación o idea no emotiva es que, en aquélla, en la emoción, participan modificaciones del organismo, como el temblor, el escalofrío, el sudor..., que no existen en éstas". Esta teoría, expresada por Gregorio Marañón en un artículo publicado en la revista Voluntad en marzo de 1920 y todos los trabajos e investigaciones que sobre la emoción llevó a cabo el ilustre médico entre 1911 y 1951 han servido para el desarrollo de la Semana Marañón 99.El académico y catedrático de Fisiología Antonio Fernández de Molina clausuró estas jornadas con una conferencia que anoche impartió bajo el título Contribución de Marañón a la teoría de la emoción; acto en el que se contó con la presencia del académico Pedro Laín Entralgo, Gregorio Marañón y Bertrán de Lis y Belén Marañón Moya, presidente, vicepresidente y patrona, respectivamente, de la Fundación Gregorio Marañón, organizadora de estos encuentros, celebrados en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid.

A lo largo de cuatro días se ha debatido sobre las relaciones entre conocimiento y emoción, el carácter como elemento determinante de los rasgos físicos, la evaluación emocional de la información sensorial y los mecanismos cerebrales de los sentimientos emocionales, entre otros temas. Fernández de Molina destacó que Marañón fue el primer científico que subrayó los componentes psíquicos, expresivos y vegetativos en la emoción. El catedrático afirmó que en caso de que Marañón viviera hoy habría modificado muy levemente su teoría acerca de los perfiles neurohumorales de la emoción.

Visión experimental

Laín Entralgo destacó que esta Semana clausurada anoche se ha consagrado "al debate y la reflexión sobre la realidad de la emoción en el pensamiento fisiológico actual, a los 85 años de haber pasado de la especulación psicológica y filosófica de gabinete acerca de esa realidad a una visión también somática y experimental de ella".

Marañón apuntó en 1920, al presentar su teoría del mecanismo glandular de la emoción: "Por la emoción es digna de ser vivida la existencia en el planeta. En todos los momentos emocionales hay una modificación orgánica constituida por fenómenos musculares, circulatorios, secretorios y viscerales, que es la misma cualquiera que sea la naturaleza de la emoción, ya que siempre se inicia en el organismo un oscuro movimiento vegetativo y el elemento común de todos los estados emotivos, ya sean de tristeza o de alegría, de terror o felicidad, se deben a la secreción súbita, en la sangre, de determinados elementos químicos, elaborados por las glándulas endocrinas", afirmó el científico, quien avisó a sus congéneres hace 80 años de los estragos que en la salud del hombre causan los estados emocionales y singularmente "esa emoción terrible de nuestro tiempo: la impaciencia, la prisa desordenada de llegar que a todos nos agita y que aniquila tantas inteligencias y tantos corazones".