La puesta en marcha de la central nuclear en los últimos años del franquismo marcó la vida de un pequeño pueblo de la provincia de Burgos que subsistía hasta entonces de la agricultura. Durante las cuatro décadas que estuvo en funcionamiento allí coexistieron hitos tecnológicos y polémicas medioambientales. Ahora, la planta afronta su desmantelamiento definitivo y allí solo quedarán sus residuos
Tras una década parada, la planta burgalesa se prepara para desaparecer del mapa, un proceso que durará una década y en el que el principal reto es la gestión de los residuos radiactivos. EL PAÍS disecciona el desmantelamiento y el tratamiento de los peligrosos desechos
La plataforma y cinco partidos instan al Gobierno a rechazar la prórroga hasta 2030 de la vida de la instalación, como pactaron Enresa y las eléctricas en el plan de desmantelamiento nuclear
Gestionar el combustible gastado y los residuos radiactivos de alta actividad costará más de 8.753 millones hasta final de siglo. La clausura de las centrales, otros 4.175 millones
El Gobierno ha allanado el camino para que las plantas operen más de cuatro décadas. Pero las eléctricas lanzan un pulso: si no bajan los impuestos no es rentable que sigan abiertas
Garoña tiene el visto bueno del CSN para operar aunque sus dueños dudan de la viabilidad económica. De fondo está el debate sobre el futuro de todo el sector nuclear