Palacio de La Moncloa

Podíamos haber traído a las Pussy Riot, que nos hubiéramos reído un rato, decía un señor calvo que era igualito a Rubalcaba

En cuanto oyó lo de Gibraltar, Azorín arrancó una bandera de España aprovechando las oscuridades nocturnas

Guindos había venido terrible del Ecofin. Con esa intuición que caracteriza a los fantasmas, yo sabía que iba a pasar algo importante

Malo era que el presidente les contara mil veces lo de Monti y lo del Príncipe, por no hablar del lenguaje de comentarista deportivo.

Buenas tardes. Les habla Durao Barroso. Este es un mensaje fraternal para mi entrañable amigo Mariano Rajoy, al que tanto admiro

Para que nos inventemos un nombre para el resca… Bueno, para eso He organizado un concursito, por entretenernos un poco

Al ministro se le iba quedando cara de tripulante de la nave espacial. Se le iba configurando una mueca extraña, entre Kirk, Sulu y Spock

El día señalado para la excursión fue como una fiesta Yo me llevé para que retozaran un poco a Por Consiguiente y a Azorín

A Om le decías vaticano y ya: venga a blasfemar, que cada día se inventaba una jaculatoria nueva, a cual más salvaje

Lo peor que tiene traer a los ectoplasmas en los viajes es que enseguida les da la nostálgica. En EE UU el que se pone más pesado es Azorín

Los de la CIA iban como bojs, que ya había notado yo un cierto amontonamiento de estos resistentes arbustos en una esquina del jardín

Rubalcaba miraba hacia donde yo estaba, guiñaba un ojo y señalaba con un dedo en mi dirección

Aquello ya parecía una sala de ahumar jamones, que todos estaban fumando como descosidos Mariano llevaba dos habanos y el resto había recibido la orden de fumar

Fíjate, Leandro, qué papelón, se lamentaba Mariano, que esto se lo hubieran hecho a Zapatero bien está, pero a mí…

Yo sé, me lo confesó un día el presidente, que no soporta al titular de Justicia, que desde que le nombró ministro está cada día más pelota.

Rato era muy amable. Llegaba con cara de invitar a un vermú. A Aznar le contaba lo imprescindible, para que le dejara en paz

Leandro recuerda hoy los despachos semanales en La Moncloa de los jefes del Gobierno con las vicepresidentas

En la entrega de hoy el fantasma Leopoldo relata su primer encuentro con Rajoy en el Palacio de la Moncloa

Un trasgo divertido, entrañable y un punto insolente recorre las dependencias de palacio Es Leandro, el fantasma de La Moncloa, principio y fin de esta serie que arranca hoy y que se prolongará durante todo el mes de agosto