Pasta con salsa de berenjenas y limón
Convertir esta hortaliza en una salsa cremosa que hará que hasta los más berenjenófobos se la coman con ganas y sin preguntar es muy fácil, y no hay que usar el horno. El limón y el parmesano rematan la jugada.
Cada vez soy más fan de las salsas de pasta con limón. Vi la luz con una muy sencilla -y con pinta de ser bastante italiana- para espaguetis o linguini, a base de zumo y ralladura de limón, albahaca y parmesano rallado, y a partir de aquí me animé a ir incorporando zumo o ralladura a algunas recetas con salsas más bien frescas.
Tirando de este hilo limonero, hace poco llegué a uno de los descubrimientos más sorprendentes, sencillos y satisfactorios. Un día que aproveché un horneado para hacer un par de berenjenas que me rondaban la nevera, las trituré en un plis con un chorro de aceite de oliva y otro de limón, un poco de albahaca y conseguí una salsa cremosa y buenísima que todo el mundo se comió encantado y sin preguntar.
Hace un par de semanas quise repetirla, pero no tenía mucho más que hornear y pensé en buscar un sistema alternativo. El microondas hubiera sido la mejor opción, pero no tengo. Entonces recordé una receta de zaluk que publicó Mikel López Iturriaga hace un par de glaciaciones, en la que las berenjenas se hervían sin que la textura final del plato sufriera ni lo más mínimo, y decidí probar.
El resultado fue estupendo, pero mejoró todavía más al segundo intento, cuando corté los trozos de berenjena más grandes y sin piel y añadí un par de dientes de ajo laminados y dorados en aceite al conjunto. Un minuto de batidora y voilà: un escándalo de salsa. Si os parece demasiado minimalista, aceitunas negras, tomate seco o sardinas en conserva o anchoas -en este caso podemos prescindir del queso- le darán un extra de mambo.
Aunque veáis que el queso está un poco dorado en la foto, no recomendaría gratinar ésta salsa: el zumo de limón cuando se cuece se vuelve un poco amargo y pierde frescura. Si a pesar de eso no estáis dispuestos a renunciar a la esquina crujiente de una lasaña -Massimo Bottura, estamos contigo-, el truco es usar un soplete de cocina. Un cacharro no muy caro y bastante práctico, que además de para falsear gratinados en un minuto sirve para quitarle los restos de plumas a un ave -o el pelo a una panceta-, caramelizar una crema y muchas cosas más.
Dificultad: Cocer la pasta es lo más difícil.
Ingredientes
Para 4 personas
- 360 g de pasta corta
- 3 berenjenas medianas (unos 800 g)
- 2 dientes de ajo
- Entre 1/2 y 2 limones (según el tamaño de los limones y la tolerancia)
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (y un poco más para dorar los ajos)
- Albahaca al gusto
- Unos 80 g de parmesano o pecorino rallados
- Sal
- Pimienta
- Aceite picante (opcional)
Instrucciones
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