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Pasqual Maragall y Juan José Ibarretxe / AFP
El elogio de la experiencia autonómica está entreverado por el temor al fracaso político general del proceso. No es sólo que el Estado de las autonomías (casi un Estado federal, según unos, más que un Estado federal, según otros) no haya logrado su objetivo primero de integrar a los nacionalismos.
El Gobierno recalcó ayer a través de su delegado en Euskadi, Paulino Luesma, que la entrevista mantenida por el lehendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, con dos dirigentes de la ilegalizada Batasuna (Arnaldo Otegi y Pernando Barrena) por la mañana "choca con el más elemental respeto a las decisiones de los tribunales y a los principios del Estado de derecho", por lo que resulta "difícilmente entendible y justificable".
Aznar fue alertado por altos cargos de Interior en agosto de 2002, el mes en que instó la ilegalización de Batasuna, de que EHAK mostraba tan sospechosas similitudes con esa formación que cabía denegar su inscripción, según un informe de abril de la Comisaría General de Información.
El Gobierno central y la Generalitat pueden hablar cara a cara sobre la reforma del modelo de financiación de Cataluña pero el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero no tomará ninguna decisión sin la aquiescencia del resto de las comunidades.
Las diferencias entre España y Estados Unidos por la retirada de las tropas de Irak pertenecen al pasado. "Evidentemente, nos sentimos mal cuando sucedió, pero lo asumimos y seguimos adelante", afirmó el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, tras entrevistarse ayer con su homólogo español, José Bono.
El presidente de la Xunta, Manuel Fraga, sugirió ayer que la búsqueda de un sucesor suyo como líder del PP gallego no será su responsabilidad personal, sino del partido.
El viernes pasado, cuando todavía faltaba una semana para el cierre del proceso de normalización, los empresarios ya habían presentado 520.000 solicitudes de regularización de inmigrantes.
Las previsiones de la Dirección General de Tráfico no se cumplieron. Los conductores que debían regresar a Madrid, donde ayer era fiesta, decidieron escalonar la vuelta a casa, después de las advertencias de que podrían producirse atascos hasta de 200 kilómetros en las vías de acceso a la capital.
Los usuarios de la autovía Madrid-Valencia, sorprendidos por la fluidez en la circulación
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