Rumsfeld y Bono dan por superada la crisis por la retirada de tropas de Irak
"Nos sentó mal, pero lo asumimos y seguimos adelante", asegura el jefe del Pentágono
Las diferencias entre España y Estados Unidos por la retirada de las tropas de Irak pertenecen al pasado. "Evidentemente, nos sentimos mal cuando sucedió, pero lo asumimos y seguimos adelante", afirmó el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, tras entrevistarse ayer con su homólogo español, José Bono. El tema, según apostilló Bono, ni siquiera fue tratado en la reunión plenaria que mantuvieron las dos delegaciones, durante más de media hora, ni en el aparte de 10 minutos entre los dos ministros.
Pero más allá de la duración, lo que caracterizó el tercer encuentro entre los dos titulares de Defensa -Bono visitó a Rumsfeld antes de tomar posesión de su cartera y ambos se vieron el pasado 9 de febrero en una reunión de la OTAN en Niza- fue la evidente cordialidad. Rumsfeld se mostró especialmente amable con su huésped. No sólo le recibió al pie de la escalera del Pentágono, sino que compareció junto a él ante los periodistas; un gesto que no tuvieron ni Condoleezza Rice con Miguel Ángel Moratinos ni los secretarios de Interior y Justicia con José Antonio Alonso, los dos ministros españoles que han visitado Washington en el último mes. Rumsfeld incluso aguardó de pie en la calle hasta que Bono se hubo marchado.
A ello contribuyeron el buen tiempo y el mejor humor del que hizo gala el secretario de Defensa, quien bromeó recordado sus viajes a España y cómo hizo una "corta carrera" en los sanfermines, que culminó en lo alto de una señal de tráfico para escapar de los astados. Eludió responder, sin embargo, a la pregunta de si el entendimiento entre los titulares de Defensa facilitará una próxima visita a la Casa Blanca del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Tampoco Bono quiso aventurar si su encuentro con Rumsfeld servirá para mejorar las relaciones entre ambos países, más allá del área de Defensa. "Cada uno tiene sus responsabilidades y las mías, las que me ha encomendado el presidente del Gobierno, están cumplidas", afirmó. El ministro no ocultaba su satisfacción y lo primero que hizo al salir del Pentágono fue llamar a Zapatero para informarle de la reunión.
Los dos ministros comparecieron ante los periodistas con una insignia en la solapa con las banderas española y estadounidense cruzadas, símbolo de su estrecha alianza. "La relación entre nuestros dos países, como socios de la OTAN, es muy importante. Estamos colaborando en varios aspectos en la guerra global contra el terrorismo en Afganistán y estamos complacidos de que España esté entrenando a algunas tropas iraquíes", dijo Rumsfeld, aludiendo a la oferta española para impartir cursos de desminado a militares iraquíes en la academia de Hoyo de Manzanares (Madrid), oferta que podría ampliarse a otros centros y materias. "Hemos puesto las bases para que las relaciones en materia de defensa entre los dos países sean inmejorables", afirmó Bono, quien agregó que a EE UU no le faltará nunca el apoyo de España en la lucha contra el terrorismo. El ministro no quiso revelar, preguntado más tarde al respecto, si EE UU le había pedido concentrar en la base de Rota (Cádiz) las unidades de operaciones especiales dispersas por toda Europa, como trampolín para operaciones contra Al Qaeda en África.
Venezuela
Aunque no todo fueron parabienes. Rumsfeld admitió que había tratado con Bono la venta de armas a Venezuela, que él mismo calificó hace varias semanas de "error" en declaraciones a un diario. "Es normal que entre dos países haya diferencias", dijo ayer, quitándole hierro al asunto. Consciente de esta discrepancia, Bono suscitó el tema de Venezuela en la reunión antes de que Rumsfeld se lo planteara e intentó convencerle de que los buques y aviones que España venderá al régimen de Chávez no suponen ninguna amenaza para los países vecinos, mostrándole los documentos firmados entre los Gobiernos de Madrid y Caracas.
Rumsfeld explicó, sin que nadie se lo preguntase, que también habían hablado sobre el levantamiento del embargo de venta de armas a China por parte de la UE, una medida a la que EE UU se opone radicalmente y unos argumentos ante los que Bono sólo pudo responderle que esa queja no correspondía a su negociado sino al de Moratinos.
Tras la visita al Pentágono, punto culminante de su gira por EE UU, Bono viajó a Nueva York, donde la pasada madrugada, hora española, estaba previsto que asistiese a una recepción en el buque escuela de la Armada española, Juan Sebastián Elcano, atracado en Manhattan.
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