Las carreteras de media Europa quedaron bloqueadas por los traslados a las
zonas más afectadas
El último eclipse total de Sol del milenio apagó ayer la estrella por
completo durante unos dos minutos en una franja de 14.000 kilómetros de
largo entre el Atlántico norte y el golfo de Bengala. Millones de personas
en Europa y Asia tuvieron la oportunidad de ser testigos oculares del
fenómeno. Los europeos se sumaron masivamente a la fiesta del Sol Negro y
colapsaron las carreteras y los trenes que conducían a las zonas donde la
penumbra iba a ser más notoria. Sin embargo, las nubes estropearon la
fiesta en muchas áreas. Prueba de la expectación es que en la City
londinense se dejaron de hacer negocios por valor de 25.000 millones de
pesetas ante la desbandada de los empleados. En los países islámicos, la
reacción fue distinta. La población acudió a las mezquitas para rezar. A
pesar de las advertencias, los hospitales tuvieron que atender a personas
con daños en los ojos. En España, donde el eclipse sólo fue parcial y se
siguió con menos pasión, hubo al menos 30 lesionados.
Los precios de las gasolinas en España están alcanzando estos días techos
históricos y se están cumpliendo los peores pronósticos para el verano. La
gasolina súper de 97 octanos cuesta ya 130 pesetas por litro, mientras la
gasolina de 95 octanos se vende a 124 pesetas, y el gasóleo, a 102. Estos
precios superan con creces los más altos registrados durante los ocho años
de vigencia del sistema de precios máximos. Con el precio del barril de
petróleo por encima de los 20 dólares, y con tendencia al alza, el coste de
las gasolinas se ha convertido en una seria amenaza para la inflación. Las
organizaciones de consumidores solicitaron ayer al Gobierno que ponga freno
a la subida constante de los carburantes y actúe contra la posible
concertación de precios entre las compañías. Los usuarios se quejan de que
la subida del petróleo tiene un efecto inmediato en el precio de los
carburantes, pero no cuando se produce una bajada del precio del crudo.
El pacto de Susana Bermúdez, la tránsfuga socialista de Ceuta, con el Grupo
Independiente Liberal (GIL) está cerrado. Ángel Bermúdez, padre de la
diputada, aseguró ayer a EL PAÍS que, a cambio de facilitar el gobierno de
la ciudad al GIL, Bermúdez estará al frente de una consejería
(probablemente la de Educación), mientras su marido, Francisco Cazalla,
ocupará una viceconsejería, seguramente la de Participación Ciudadana. Ésas
fueron las peticiones que en su día planteó la diputada a la dirección del
PSOE, que prefirió dárselas a dos miembros de la familia Cerdeira, rivales
políticos de la familia Bermúdez. Ahora, el padre de la tránsfuga dice que
teme la reacción de "los mafiosos del GIL" si el pacto se rompiera.
El sínodo ortodoxo serbio reclamó ayer un Gobierno de transición o unas
elecciones anticipadas, y pidió al presidente yugoslavo, Slobodan
Milosevic, que "deje a otros tomar las riendas para sacar al pueblo del
callejón sin salida en que se encuentra". En Pristina, el organismo de la
ONU para los refugiados comparó los actos de venganza kosovares con la
depuración sufrida por ellos a manos de los serbios.