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Tribuna:LA PAELLA DE LAS VANIDADES: GUILLEM MARTÍNEZ
Tribuna
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Eclipses a gogó

- En el día de hoy. Salgo del hotel oliendo a nene limpio y me voy a tomar un cortadete, momento en el que descubro que a) Pujol debe de estar pensando seriamente en la jubilación -de hecho, tiene la firme decisión de subir las pensiones-, b) Mario Conde sale de chirona -los traficantes de gomina de la trena, desesperados-c) a una chica de Ceuta le toca el Gordo -literalmente-, d) una simpática abuelita que hay a mi lado vestida con un bañador de leopardo abre su Louis Vuiton, saca el móvil y dice: "Hola, Piluca, mona: ¿has visto a Soraya?", y e) a mi otro lado, un par de señores rusos están cerrando la compra de un terreno en Marbella; la hija de uno de ellos, de 12 añitos, se encarga de traducir lo que dicen al alemán; tan pequeñita y con tanta mala milk, parece la novia de Chucky. El resto del mundo habla del eclipse ése. En Marbella es difícil ver el eclipse. Para ver el eclipse, previamente sería necesario dinamitar la Marbella que se ha construido en los últimos ocho años justo encima de Marbella. Los edificios altos pensados por señores bajitos convierten Marbella en la ciudad planetaria que más ha cambiado su fisonomía en menos tiempo. Si exceptuamos Hiroshima.- Eclipse rosa. Sea como sea, la cosa de los eclipses empezó aquí antes del día de autos, con un fiestorro al que se preveía que vendría mucho famoso a reírse con el taxímetro puesto. La coreografía del asunto tenía su metáfora marbellí. A saber: se trataba de la inauguración de unos apartamentos que aún no se han construido, en unos terrenos que, como todos los terrenos en Marbella, tienen tan mal rollo a cuestas que podrían ser tierra sagrada serbia. El toque de perfume lo debía de poner Ana Obregón. Incluso se había especulado con que la Obregón pondría toda la carne en el asador y, para esta gala, experimentaría con una nueva nota en su voz de pito. Lamentablemente, la estrella se rajó. Tenía otitis, de lo que cabe deducir que, como mínimo, aún le queda una oreja por operar. Ante el vacío de poder rosa, la organización tiró en paracaídas varios famosos de guardia. Como Jacquelín de la Vega, protoprimera dama de Melilla que nunca está en Melilla, posiblemente porque, al ser un enclave tan pequeño, no caben cuatro prótesis mamarias a la vez. Las señoras del lugar acudieron al eclipse rosa vestidas con el traje regional de Marbella la nuit -una parte de Sissi, dos de fallera- y emplearon el tiempo en practicar la crueldad femenina. Crueldad femenina: dos señoras se encuentran en una fiesta, se repasan mutuamente el culo con la mirada y, snif, saben inmediatamente qué lugar ocupa cada uno en el mundo.

- Eclipsis verde. Bueno. Mezquita de Marbella. Hay otra, pero la usa en exclusiva el rey Fahd. Ésta la construyó su hermano, Salman Ben Abdul-Aziz al Saud, gobernador de Riad. El imam se encargará de hacer una oración especial con motivo del eclipse -"un eclipse es un aviso divino"-. Mientras llega o no el eclipse, hablamos de la vida. Perla: "Los españoles no son fanáticos. Adaptan las religiones a su forma. Cuando Felipe González accedió al poder, por ejemplo, muchos financieros árabes me preguntaban si tenían que sacar sus fortunas del país. Yo les dije que González era socialista, pero que era español y le gustarían las casas buenas y los coches. Y que se adaptaría". Por cierto, Roger Garaudí, filósofo izquierdista convertido al islam, dice siempre que puede que el integrismo islámico está financiado por la monarquía saudí. "Garaudí, a quien conozco, tiene el orgullo de los franceses".

- Eclipse a secas. Gil inaugura una piscina en la Hacienda de los Toros, un centro de desintoxicación municipal. Gil llega en cochazo. Gil se queda en el cochazo 10 minutos, mientras el público se fríe al solano. Gil baja del coche. El personal le recibe como al quinto beatle. Gil avanza a toda leche hasta la piscina seguido por todo el mundo, que lanza vivas al Al-leti. Gil proclama la piscina y la Santísima Trinidad de Marbella, Ceuta y Melilla. Gil chulea por el micro a Ana, la corresponsal, y a mí, que lo escuchamos todo con cara de ¿en cuánto tiempo podremos correr los 100 metros obstáculos? Gil finaliza su discurso con un "me sobra el dinero por todos lados". Todo el mundo se ríe de la Luna con la boca llena de dientes y aplaude. Bueno. Necesito un trago. Esta noche me voy de copas. Se lo explico.

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