La liberalización no beneficia al usuario

, La competencia en el mercado de carburantes no está consolidada. Después de la desaparición del sistema de precios máximos de las gasolinas desde el 1 de enero de este año, los consumidores no se están beneficiando de una evolución favorable de los precios.

Si se comparan los precios medios de venta en el mes de junio con el hipotético precio máximo resultante de aplicar la misma fórmula que aplicaba el Gobierno hasta enero, se puede concluir que los consumidores están pagando por encima de dicho precio máximo (salvo un ligerísimo descenso en la primera semana de julio).

Así, el día 12 de junio, por ejemplo, el precio máximo teórico con la fórmula vigente hasta enero -que contempla los precios de las gasolinas en los principales países de la UE y el coste de los fletes en Rotterdam y Génova- debería haber sido, para la gasolina súper de 121,63 pesetas y el precio efectivo fue de 121,97. Lo mismo sucedió el 19 de junio (123 pesetas teóricas frente a 123,59 efectivas) y el 26 de junio (123,27 pesetas teóricas frente a 123,34 efectivas).

Mientras tanto, los precios de los gasóleos se mantienen durante la mayor parte del plazo analizado por debajo de lo que hubieran sido los precios máximos, tendencia que prueba que en este mercado sí existe un grado de competencia apreciable.

El Ministerio de Industria suprimió el régimen de precios máximos de las gasolinas el 1 de enero de este año como un paso decisivo en la liberalización del mercado de carburantes.

El mensaje implícito en la eliminación de los máximos era que se iniciaba la etapa de plena liberalización y que, como consecuencia, la competencia haría bajar los precios. Esas expectativas no se han cumplido. Suprimida la barrera de los máximos, las compañías no solamente no han abierto una carrera competitiva para bajar los precios, sino que, por el contrario, han rebasado la barrera de los costes medios de los productos en Europa.