Lamela toma nota de sus errores
El saltador español fue cuarto en el salto de longitud, ganado por el cubano Pedroso
Yago Lamela salió de Zúrich con un mal resultado (cuarto con 8,18 metros) y muchas lecciones aprendidas. Se trataba del atleta más joven y el que menos ha frecuentado el mundillo de las grandes reuniones de verano. Sólo el australiano Taurima podía quejarse de la misma inexperiencia. Pero, por su carácter orgulloso, Lamela no quiere justificaciones. Decía que estaba en una condición excepcional, según los datos extraídos de los entrenamientos en los últimos días. Dos antes de llegar a Zúrich, había saltado 8,10 metros en la pista de San Lázaro, sin otra motivación que probarse para los Mundiales. "Perfecto", le dijo Juanjo Azpeitia, su entrenador. No es lo mismo saltar en una pista sin gente, poco acondicionada, que hacerlo en una gran competición frente a los mejores del mundo y en medio de un ambiente fervoroso, como sucedió ayer en Zúrich. Se sentía en condiciones de vencer a Pedroso, pero tenía que medir otras cuestiones. La presión en una cita de gran prestigio, la competencia de gente como Pedroso y Beckford, veteranos de mil batallas. Por lo que fuera, Lamela tuvo un rendimiento discreto. Ahora le llega el momento de las preguntas y las respuestas, de buscar explicaciones a un resultado que quizá le genere dudas.Azpeitia cree que no es momento para dudas. "Pase lo que pase, Zúrich será una victoria", le había dicho a su atleta. Para el entrenador, los indicadores no pasaban tanto por el resultado como por la capacidad de Lamela para sacar conclusiones, para ver a Pedroso por vez primera desde el Mundial de pista cubierta, para soportar la presión o para no soportarla, para entrar en un mundo desconocido. Porque, ahora mismo, Lamela no compite únicamente frente a Pedroso y Beckford. Lo hace frente a las enormes expectactivas que ha generado en España, donde un gran saltador de longitud es una especie desconocida desde la extinción de Antonio Corgos. En los últimos cinco meses, Lamela se ha encontrado con un mundo nuevo, el de las estrellas del atletismo, con todo lo que eso significa de tensión, distracciones y desafíos. Se puede decir que lo ha resuelto espléndidamente. No se acercó a sus mejores prestaciones en Zúrich, pero tampoco decepcionó. Sólo perdió de vista a Pedroso, que dio la estocada a la competición en el primer salto: 8,39 metros, una marca disuasoria para los demás, incluido Beckford, que fue segundo con 8,24 metros.
Lamela, que es un tipo positivo por naturaleza, no buscará excusas para su actuación en Zúrich. Es cierto que no se siente cómodo con sus zapatillas. "No siento el pie", algo fundamental para los saltadores. Todos los intentos de la firma de prendas deportivas que le patrocina han sido infructuosos. No se adapta, no se siente natural, pero Azpeitia le había dicho que debía saltar con ellas. "Tienes que luchar contra los inconvenientes. Eso te hará más duro. Si después de Zúrich no te sientes a gusto con las zapatillas, será un problema que tendremos que resolver".
Durante todo el concurso pareció agarrotado. Explosivo, como siempre, pero agarrotado. Sin la naturalidad suficiente para aprovechar su velocidad y alargar los saltos. Lo más positivo fue comprobar su eficacia sobre los ocho metros. Sólo hizo un nulo. En los otros cinco intentos, saltó más de ocho metros, con una serie de 8,05, 8,18, 8,12, 8,14 y 8,09. No hace mucho, esta serie habría despertado el entusiasmo general. Pero también es cierto que Lamela ha saltado 8,56 metros en dos ocasiones esta temporada. Sólo le ha superado Pedroso. Por eso le resultó frustrante su actuación en Zúrich. Y no hay razón para pensar en un descenso en su estado físico. Está más delgado que nunca (76 kilos), hasta el punto de provocarle dudas. Como no ha trabajado con pesas en los últimos días, se preguntaba en Zúrich por su fuerza real. Tenía miedo de estar demasiado fino. Será otra pregunta que tendrá que responderse en los días previos a Sevilla. En cualquier caso, Lamela es un atleta de carácter firme, poco proclive al desaliento. De lo que sucedió ayer en el Letzigrund sólo cabe deducir que se ha encontrado con un rival novedoso para el Mundial. El australiano Taurima, tercero con 8,19, también se propone para el podio. Lo demás ya se sabía.
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