El dolor de un cuerpo ya muerto
La poesía de Nona Fernández en ‘Mapocho’ no hermosea la catástrofe, sino que la hace visible entre el humo de la demolición
Es escritora. Desde 1995, fecha de publicación de 'El frío', ha escrito narrativa, poesía y ensayo, y obtenido numerosos premios. Actualmente publica con la editorial Anagrama. Sus dos últimos títulos son 'pequeñas mujeres rojas' y 'Parte de mí'. Colabora con EL PAÍS, Hoy por hoy y da clase en la Escuela de escritores de Madrid.
La poesía de Nona Fernández en ‘Mapocho’ no hermosea la catástrofe, sino que la hace visible entre el humo de la demolición
¿Por qué no volver a tener confianza en los metarrelatos emancipadores, en la poesía después de Auschwitz, en la verdad como horizonte de la filosofía y en el optimismo cognoscitivo?
Hoy esta columna quiere acordarse de esos seres humanos que de manera altruista nos prestan su organismo para experimentar en él vacunas y medicinas
Un clima de mal sueño impera en los relatos y los poemas de estos dos libros, en los que Mónica Ojeda expresa una dañada vivencia de mujer a través de la exploración lingüística
Me esfuerzo para que el europeísmo y la democracia me sigan pareciendo importantes, pero ya no somos clase media y, en ocasiones, sueño con colas del hambre y respiradores
Reniego del patrioterismo, me esfuerzo por ponerme en el lugar del otro y me enervo cuando alguien es injustamente tratado por haber nacido en un determinado país
Me preocupa que la única caja de resonancia de nuestro cerebro sean los contenidos ofrecidos por plataformas digitales y empresas de telefonía
Para la felicidad de nuestros sueños, sexualidades y vigilias, quizá no deberíamos usar tanto la tele —abreviatura cariñosa— como aparato consolador
En 'Una mujer', la escritora describe cómo la fuerza y la luz de su madre se demacran poco a poco con la demencia en un relato biográfico y de reflexión
No se trata de sacar pistolas. Se trata, tanto en sentido recto como figurado, de salvaguardar la salud pública
La pandemia ha subrayado un concepto de cultura como accesorio que conduce a despreocuparse económicamente de ella
Edith Wharton nos hace pensar en la prudencia de atarse la mano a la espalda para no escribirlo todo, los excesos de sinceridad erótica y los regalos envenenados
A corto plazo la acción política pasa por reforzar un sentido de la solidaridad y en contratación de rastreadores y personal sanitario, aprovechamiento de infraestructuras públicas, reforzamiento de atención primaria...
Solo podemos sentir tristeza, por muy mal visto que este sentimiento esté, ante lo que están viviendo muchos niños en esta pandemia
La falta de respeto a víctimas, profesionales de la salud, personal investigador, celadoras, celadores y personas dedicadas a la limpieza hospitalaria es tremebunda
Los cromos de la distopía instalada en nuestro futuro perfecto son las colas del hambre y las personas inmigrantes que saltan de la patera y echan a correr mientras turistas nacionales los contemplan con sus mascarillas mojadas
Volvemos a besar las cuentas de nuestro rosario, ateo y público, para que se optimicen los recursos existentes, se contrate personal y no se externalicen los servicios
Publicada en 1901, 'Dédé' impresiona en la segunda década del siglo XXI: una historia de amor entre dos escolares con los tópicos de una decadentista literatura homoerótica
El presidente se pone una mascarilla negra con banderita de España para que no nos la roben, pero no sé si existe un detergente que lave tan blanco
Soy una meritoria de la RAE que hace sus pinitos. Pero no podré ocupar un sillón
Paloma Díaz-Mas verbaliza con gracia esa sabiduría de ojos de rayos X que hace visibles nuestras contradicciones ante los alimentos
Yo no busco redundancias, sino síntesis entre mi desbordante alegría de vivir, una racionalidad antinostálgica y una solidaridad antiséptica que me ligue a mi comunidad y haga de mí acompañada superviviente
Compromiso social y gran literatura se dan la mano en las cuatro piezas que integran 'Dime una adivinanza', de Tillie Olsen. Una obra que conmociona por su lucidez
Estábamos buscando otra manera de hablar. Habíamos encontrado la clave esperanzadora. No la pifiemos
Quizá pocas cosas se aprenden del sufrimiento: solo las palabras para expresarlo
Alberto Prunetti desdice el tópico de que la novela se ensucia con la política con la historia de un soldador víctima del amianto. Pura y brillante literatura de intervención
Virgen María, aparécete en un arbolito, recuérdanos la tabla de multiplicar, el valor de la razón, el peso de la ley, y sácanos de este futuro falsificado
Díaz Ayuso se arrepintió de un posado, pero no de la infrautilización de alas enteras de hospitales públicos, de la externalización de servicios médicos, de la degradación de infraestructuras y contratos
El asesinato de Floyd nos cuenta cosas que ya sabíamos y otras que habíamos olvidado
Hay lenguajes que excluyen, lenguajes que simplifican y lenguajes para la conspiración. Este libro de Cristina Rivera Garza forma parte de un proyecto conspirativo
Como demócrata, corres el riesgo de que te roben palabras —libertad— y utilicen contra ti armas que tú nunca utilizarías por sentido cívico
Lo que me preocupa es que las verdaderas víctimas de una perpetua pandemia económica hagan suyas las consignas de quienes les sacan los hígados
Juanita o Charo nos da un disgusto: quiere ser enfermera como Florence Nightingale o investigadora como Marie Curie o médica de atención primaria
Quienes manipulan el significado de la libertad desde la ignorancia supina o firmando manifiestos intelectuales me dan miedo
En el barrio de la estupenda librera Lola Larumbe cantan el himno de la Legión; en el de mis padres se oye una cacerola lejana; en el mío, si se oyese una cacerola, puede que quien la tocase acabase dentro
Nancy tiene siete años y no es boba. Pero está desconcertada
Alia Trabucco Zerán muestra que en la representación de las homicidas hay prejuicios sobre su condición femenina
Jamás he escrito un diario, pero lo escribo todos los días: esta columna forma parte de él
Quizá mi pólipo ha aparecido como reacción fisiológica a la indignación y el asco ante las vergonzantes ruedas de prensa y maléficas intervenciones parlamentarias de Casado y Abascal
No queremos la salud para volver a enfangarnos en formas de vivir que solo son formas de producir y reducen nuestros cuerpos a carne de enfermedad y pasto de adicciones