Evolutiva
Elmer Franklin Brannigan y Alicia Gómez Pinillos hablan de leyendas navideñas y ríen, preventivamente enmascarados, cuando reparan en que a veces la leyenda adquiere un tinte supersticioso y homogeneizador
Elmer Franklin Brannigan, doctor en Biología por la Starlight University, y Alicia Gómez Pinillos, doctora en Antropología por la Universidad de Atapuerca, toman café en la plaza Mayor de Salamanca. Hablan de leyendas navideñas y ríen, preventivamente enmascarados, cuando reparan en que a veces la leyenda adquiere un tinte supersticioso y homogeneizador. “Es cierto” —apunta Brannigan—. “Lo leí en un artículo de Martín Caparrós: aun desde el descreimiento, todos somos cristianos en Nochebuena y lo justificamos con nuestro amor por la celebración, pero en realidad…”. Ge Pinillos interrumpe: “… en realidad, nos la meten doblada, doctor Brannigan”. “Yo no lo habría expresado mejor, querida”. Pese a la enjundia de la conversación entre doctores, este no es el tema que los ha unido en Salamanca.
La doctora Ge Pinillos rompe el hielo: “Elmer, estoy inquieta, porque, pese a la refutación de las teorías lamarckianas sobre la función que hace al órgano y, así, las jirafas desarrollan un cuello larguísimo al verse obligadas a ramonear para alimentarse; pese a la barrera Weissman que enuncia la imposibilidad de transferencia entre línea somática y germinal…”. Esta vez es el doctor Brannigan quien, con complicidad, interrumpe: “… pese a todo ello, está usted preocupada, querida Alicia, ¿no es así?”. Brannigan y Ge Pinillos se tratan de usted porque así se tratan las gentes de ciencia en las películas. También en las películas dicen: “¿No es así?” o “¿de veras?”. Estas conductas lingüísticas podrían ser objeto del estudio de la doctora Ge Pinillos, pero hoy, en Salamanca, no vienen al caso. El doctor Brannigan prosigue: “Yo también estoy preocupado. No me puedo quitar de la cabeza la agenesia del tercer molar. Es posible que la desaparición de las muelas del juicio esté asociada el reblandecimiento de nuestra dieta”. A la doctora Ge Pinillos le sorprenden las palabras de Brannigan: “¿Agenesia?”. “Agenesia”, confirma el doctor y continúa: “Como ya no ronchamos muslos de mamut”. Alicia se lleva la mano a la mandíbula: “Pues a mí me producen unos dolores insoportables”. Brannigan mira a su colega con pesar: “Siento que no formes parte de ese 40% de la población española que se ha beneficiado de la agenesia del tercer molar”. Alicia Ge Pinillos les quita importancia a sus molares y afronta el problema que les ha reunido en Salamanca: “Doctor, centrémonos, ¿qué va a pasar con nuestros brazos?”. Brannigan, igual que los especialistas invitados a Cuarto milenio, no puede mentir: “Estamos condenados a su desaparición, Pinillos. Sin abrazo no habrá brazo: seremos solo un torso del que brotará, como rama, un dedo para dediobrar —maniobrar sería un verbo inadecuado— en las pantallas de nuestros móviles.” La doctora Ge Pinillos construye una representación mental de la mutante imagen antropomórfica esbozada por el biólogo y explica: “Comienzo a notar una membrana axilar que me pega los brazos al tronco y dificulta mis movimientos…”. El doctor casi aúlla: “¿Ya?”. Ella pone cara de susto de película de terror de serie B: “¡Brannigan, no bromee con esas cosas!”. Pero Elmer Franklin no puede escamotearle a la doctora la verdad por más tiempo: “No bromeo, querida Alicia, así que olvídese de que el emperador del textil nos siga financiando las investigaciones. Va a perder una millonada en chaquetas…”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.