Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.
El caso es que entras en la tienda como la abeja en la campánula, como se penetra en un sueño, y dentro de ese sueño pides media docena de rosas que regalarás a nadie porque estás divorciado y vives solo en un cuchitril que parece un tanatorio
Los autores cierran la trilogía de unos diálogos de ironía y bondad sobre la existencia humana que han inventado un género y se han convertido en un fenómeno editorial. ‘Babelia’ adelanta un extracto del libro que publica Alfaguara el 5 de septiembre
Procesión y procesar poseen la misma raíz: tal vez porque durante la procesión se procesa un sentimiento colectivo de gratitud hacia los que nos precedieron y se alumbra un deseo de felicidad para los que nos continúan
Cuando te ofrezcan una corona de laurel sin dotación económica, diles que te resulta imposible acudir al acto de entrega. Si aceptan enviarte la corona por correo, se trata de un premio de verdad
El aumento de leucocitos en el torrente de sanguíneo señala una infección del mismo modo que el exceso de palabras en el cuerpo social avisa de un desajuste indeseable
Un observador externo que permaneciera atento a mis conversaciones con ChatGPT tendría muy difícil deducir cuál de las dos inteligencias es más natural, si la suya o la mía
Imaginé la difícil convivencia de los votos en el interior de la caja de cristal, semejante a un acuario. Me pregunté si tendrían las dificultades de trato de los peces
¿Y si ese joven que me mira con insistencia en el metro ha adivinado que soy el ángel o el extraterrestre que va buscando como en otro tiempo lo buscaba yo?
No es fácil soportar la vida a palo seco, como si no hubiera nada al otro lado del tabique. Preferimos un vecino molesto al vacío. O la fe al absurdo, que decía un obispo
Si has sido lector, no resulta difícil fingir que sigues siéndolo. Para continuar siendo escritor sin escribir has de valerte en cambio de mil malabarismos