_
_
_
_
Donald Trump
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Lo asible y lo inasible

Donald Trump
Evan Vucci (AP / LaPresse)
Juan José Millás

Lo que tiene de turbador este atentado (como todos, por otra parte) es su grado de concreción. Vemos la expresión de la víctima al llevarse la mano a la oreja, así como la sangre deslizándose en hilos por su rostro. Vemos luego el puño de Trump en alto, sus dientes apretados en un gesto de rabia, intuimos el desconcierto de los guardaespaldas, sus primeras reacciones mecánicas… No hay atentados abstractos, quizá son metafísicamente imposibles. Recuerden los de ETA: el tiro en la nuca, que llegaron casi a patentar. Podemos distinguir aún, en el recuerdo, la boca del cañón de la pistola y el cogote del muerto o del premuerto. Pura figuración, puro realismo costumbrista. Se pregunta uno cómo logran los asesinos hacer el viaje de lo brutalmente concreto (la carne humeante, el oscuro agujero del cráneo, el olor a cabello chamuscado) a lo espiritualmente abstracto de la patria o Dios.

Lo raro es que se trata de un viaje muy común. Hay quienes vieron una mano celestial en el movimiento de la cabeza de Trump una milésima de segundo antes de la llegada de la bala, que de otro modo le habría entrado por el ojo. ¿Qué relación hay entre ese ojo tan realista que se salvó de milagro (con perdón) y un dios obligatoriamente utópico?

Se considera que la abstracción es una conquista del cerebro humano porque la concreción, supongo, la traemos de serie, como el resto de los animales. Comprendo por separado un concepto y el otro, pero me cuesta entender el vínculo que algunos establecen entre ambos. ¿Cómo es posible matar de verdad para alcanzar un ideal de mentira?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.
Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_