_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un instante fundacional

El caso es que entras en la tienda como la abeja en la campánula, como se penetra en un sueño, y dentro de ese sueño pides media docena de rosas que regalarás a nadie porque estás divorciado y vives solo en un cuchitril que parece un tanatorio

Un hombre sujeta un ramo de rosas.
Un hombre sujeta un ramo de rosas.Liudmila Evsegneeva (Getty Images)
Juan José Millás

Todos los días pasas por delante de esa floristería de cuyo escaparate te alejas porque, joder, no estás para flores, puta vida, la cantidad de números que has tenido que hacer para el comienzo del curso escolar de tu hija única. Que les den a las flores. Pero hoy, sin saber por qué, te has detenido a verlas asombrado ante su variedad cromática y estructural. Una abeja urbana revolotea en torno a una campánula y luego la penetra con una tenacidad alucinante, se pierde, de hecho, en sus entrañas. El caso es que entras en la tienda como la abeja en la campánula, como se penetra en un sueño, y dentro de ese sueño pides media docena de rosas que regalarás a nadie porque estás divorciado y vives solo en un cuchitril que parece un tanatorio. Como no tienes jarrón, las metes en un bote vacío que encuentras debajo de la pila.

Esa noche te despiertas de madrugada, levantas la cabeza y te llama la atención el brillo de las rosas porque la Luna, hoy, parece interesarse, desde su lejanía, por el interior de tu estudio de soltero sobrevenido. Se ha fijado en las rosas de tal modo que parece incendiarlas, ¡cómo brillan! Te levantas, te acercas a ellas, y observas, aturdido, sus pétalos, sus pétalos tan suaves como la piel de un ternero no nato. Se ordenan milagrosamente en forma de espiral alrededor del centro. Dios mío, te dices, qué prodigio de arquitectura, que talento formal, formal en el sentido de sensato, de reflexivo. Están todas las rosas, a la luz de la Luna, haciendo cábalas, jugando desde el rojo profundo hasta el naranja. Entonces te pones a llorar y piensas en las oportunidades desaprovechadas que has tenido de hacerlo, de llorar, a lo largo de los últimos meses. Mañana es sábado y vendrá tu hija, porque este fin de semana te toca hija, querido divorciado. Te preguntará por las rosas y tú qué le dirás. Piénsatelo porque, si aciertas, ese instante se convertirá en un instante fundacional de su existencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_