_
_
_
_
La imagen
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mamá, estoy a salvo

EPS 2500 INTRO IMAGEN MILLAS
Borja Suarez (Reuters / Contacto
Juan José Millás

Se puede pronunciar la palabra “pan” sin tener experiencia del pan. A mí, el crujido de su corteza cuando arranco uno de sus extremos para comérmelo de vuelta a casa, me alegra un poco la mañana. No tengo, en cambio, la experiencia del naufragio en su sentido literal, sí en el figurado, porque todos somos un poco náufragos, tal es la condición de esta rara especie a la que pertenecemos. Quería señalar, en fin, que no es lo mismo la experiencia verbal que la existencial. Asomarse a la calle no es lo mismo que patearla. Lo sé porque he vivido parte de mi existencia meramente asomado: asomado al talento de los otros, a su riqueza, a su capacidad para establecer relaciones o para evitar los líos, para caer bien, para ganarse la vida sin esfuerzo…

Y también, claro, asomado a la experiencia del naufragio. Todos los días naufraga alguien. Álguienes, deberíamos decir si existiera ese plural. Esos álguienes son mujeres y niños y bebés y personas adultas y adolescentes dotados de sus pulmones y de su vesícula y de su hígado, así como de un miedo o de una valentía atroces. Se los traga el océano con la facilidad con la que el sumidero del lavabo engulle la espuma del afeitado. Algunos, como el de la foto, alcanzan la costa proporcionándonos la experiencia verbal de la supervivencia. Debería bastarnos para provocar un sentimiento de piedad. Pero donde usted y yo vemos un móvil, otros ven un puñal. “¡Vienen a por nosotros!”, se desgañitan con todo su cristianismo a cuestas. Ese teléfono, si todavía funciona, servirá para llamar a mamá y decirle que se encuentra más o menos a salvo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_