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La cultura del positivismo prolifera en redes. Su fórmula: mensajes sencillos que pretenden combatir problemas complejos. El resultado es mayor frustración a largo plazo.

«Si tienes un sueño, cógelo y no lo sueltes»: por qué algunos mensajes positivos pueden ser tóxicos

La cultura del positivismo ofrece soluciones al malestar de los individuos en forma de mensajes superficiales, cargados de optimismo y de estética aniñada, en los que el cambio se entiende como una responsabilidad única que recae en la persona y sus actitudes. Sus efectos son en realidad desempoderantes: aumentan la frustración y la ansiedad a largo plazo.

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