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Llevar un psicólogo en el bolsillo durante 24 horas

La aplicación iFeel nos promete mejorar nuestra vida dedicándole un minuto al día. ¿Curará nuestros traumas? Lo pusimos a prueba y esto es lo que pasó

En 2017 acababa de llegar a España, estaba estudiando y no sabía dónde buscar un psicólogo. De ahí surgió la idea”, explica el mexicano Martín Villanueva. En la Red hay abundantes apps que ofrecen ayuda psicológica, como Psicoreg o Psonríe. La diferencia con iFeel está, asegura, en el empleo de la inteligencia artificial para el tratamiento. “Lo montamos con la idea de mejorar la relación del terapeuta con el paciente, que es decisiva en el tratamiento. Se recaban datos, se procesan y la inteligencia artificial te adjudica un especialista. A todos nos ayuda hablar con un psicólogo de vez en cuando. En mi caso, debo canalizar el odio contra Peláez, la sabandija pelotera del jefe que me está haciendo la vida imposible".

Ulises Mendicutty

Su mensaje publicitario es seductor: “Un minuto al día para mejorar tu vida”. ¿Quién no se descargaría algo así? Nos da la bienvenida una asistente virtual. Se trata de una ilustración de una cabeza de mujer de nariz rectilínea y media melena. También sabemos que es bastante cotilla. Tras una amable bienvenida nos pregunta los datos básicos para que el algoritmo construya nuestra personalidad. Franja de edad, sexo, la razón que nos ha llevado a descargarnos la app (¿ansiedad?, ¿depresión?, ¿duelo?), estado civil, estado físico (con la opción ¡terrible!), y sí, también estado financiero. Sus últimas dudas son si hemos estado en terapia con anterioridad y qué nos gustaría cambiar de nuestra vida. Optamos por que Peláez nos dé menos guerra…

A partir de aquí, nuestro viaje puede emprender dos caminos: el de pago, que consiste en chatear con un psicólogo, o el gratuito. Empecemos por exprimir la segunda opción. Sirve para monitorizar nuestro estado de ánimo y recibir recursos psicológicos personalizados. A esta parte se puede acceder siempre que se desee. Cada vez que lo hacemos, nos pide que seleccionemos “un sentimiento habitual”. Es difícil decidirse, porque a menudo sentimos más de una a la vez, del “cansado” al “frustrado”, pasando por el “aburrido” o el “inseguro”. Se buscan las causas de dicha emoción (¿trabajo?, ¿falta de sueño?). Elijamos la opción “bastante cansado”.

Ulises Mendicutty

Ahora nos pregunta por las razones de este cansancio. Seleccionamos “trabajo”. Nos pide si queremos escribir nuestro diario al respecto. Todavía no, que nos estamos conociendo. Nos llegan entonces las opciones: “aprender”, “ejercicios”, “mindfulness” o abandonar. Cada una de ellas se subdivide a su vez en cuatro alternativas, siendo tres gratuitas y una última, “chatea con un terapeuta”, que nos lleva directos al pago. “Aprender” se compone de artículos relativos a la psicología que van desde lecciones de autoayuda a cuestiones sobre la infancia. En “ejercicios” hay desde pequeños tests psicológicos a ejercicios de respiración. Por último, “mindfulness” nos propone diversas meditaciones guiadas. Tras varias andanadas de emails amenazantes, el dichoso Pélaez aumenta su ofensiva con llamadas telefónicas, así que lo dejamos por ahora. Nos despedimos tras decir que no a la sugerencia de la asistente de enviarnos una notificación diaria.

La segunda vez que entramos en la aplicación nos vamos a encontrar con un menú más estable formado por las opciones “asistente” (la muchacha ilustrada), “recorrido” (que aparece, extrañamente como “diario” en la versión iPad y que es el registro de nuestras emociones) o “datos” (en los que observar nuestra evolución con unas estadísticas que tabulan nuestras emociones a la manera de una gráfica de consumo de megas) y “terapia”. “Asistente” nos llevará, de nuevo, a las opciones que veíamos en el epígrafe anterior. Es el momento de dar un paso más y seleccionar terapia, la opción de pago. Nuestra guía no es ya un dibujo, sino una persona debidamente identificada y colegiada.

De acuerdo con su propia definición, se trata de una “psicóloga guía”. Ella es la encargada de adjudicarnos un terapeuta. No sabemos quién será el elegido para curar mi fobia patológica a Peláez, pero aparecen una docena de ellos, igualmente identificados y colegiados, especializados en las más diversas técnicas: Gestalt, psicoanálisis, mindfulness, sistémica, cognitivo-conductual, trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, terapia de pareja…

Se contacta con los profesionales o bien diariamente por chat o bien semanalmente mediante videollamada. Una vez decidida la modalidad, te llega un nuevo cuestionario. Es con esta información, y con la que la aplicación ha recabado antes, con la que se asigna un psicólogo al usuario. Podemos escribir al terapeuta siempre que queramos. La app es bastante respetuosa con el usuario que decide no pagar. Eso sí, resulta difícil sortear las notificaciones para que te abones: entre 24,99 y 29,99 euros semanales, según el plan.

El problema es que, si eso de contarle a otra persona nuestras angustias ya es complicado, la dificultad se acentúa al hacerlo de manera mediada. En este aspecto, solo nos podemos fiar de sus creadores. Según Martín Villanueva, es un aspecto esencial de iFeel: “Los datos llevan el mismo cifrado que las transacciones bancarias. La parte del asistente virtual es anónimo. Y con los terapeutas se lleva a través de canales cifrados. No queremos los datos del paciente, solo ponerlo en contacto con terapeutas”, explica.

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