"Si tuviera que salvar alguna comida lista para calentar y consumir serían los salteados de verduras", reconoce Quintas, aunque advierte que "vendrán con aceites de girasol, maltodextrinas, sal y algún otro ingrediente más que no nos convenza mucho", y por tanto no deberíamos abusar de ellas. "Suelen venir con algún ingrediente que le aporta proteínas como pollo, gambas o quinoa, lo que lo hace una comida completa para tomar como plato único. Otra opción son las verduras troceadas como las judías verdes, el brócoli o la coliflor", enumera Quintas. Juan Revenga eliminaría de su cesta cualquier plato precocinado, aunque reconoce: "No solo por una cuestión de salud, sino de gusto gastronómico". En cualquier caso, "hay que asegurarse de que su composición se parece lo máximo posible a las características de un plato elaborado [en casa] de forma saludable. Es decir, no sería lógico encontrar un alto porcentaje de grasas o azúcares en platos como una menestra de verduras o un pollo asado, ya que esto significaría que se ha modificado considerablemente la naturaleza original del alimento", aconsejaba a BuenaVida Patricia Yárnoz Esquiroz, dietista del Área de Nutrición Hospitalaria Clínica de la Universidad de Navarra.