
Vacunada
La falta de respeto a víctimas, profesionales de la salud, personal investigador, celadoras, celadores y personas dedicadas a la limpieza hospitalaria es tremebunda

Es escritora. Desde 1995, fecha de publicación de 'El frío', ha escrito narrativa, poesía y ensayo, y obtenido numerosos premios. Actualmente publica con la editorial Anagrama. Sus dos últimos títulos son 'pequeñas mujeres rojas' y 'Parte de mí'. Colabora con EL PAÍS, Hoy por hoy y da clase en la Escuela de escritores de Madrid.

La falta de respeto a víctimas, profesionales de la salud, personal investigador, celadoras, celadores y personas dedicadas a la limpieza hospitalaria es tremebunda

Los cromos de la distopía instalada en nuestro futuro perfecto son las colas del hambre y las personas inmigrantes que saltan de la patera y echan a correr mientras turistas nacionales los contemplan con sus mascarillas mojadas

Volvemos a besar las cuentas de nuestro rosario, ateo y público, para que se optimicen los recursos existentes, se contrate personal y no se externalicen los servicios

Publicada en 1901, 'Dédé' impresiona en la segunda década del siglo XXI: una historia de amor entre dos escolares con los tópicos de una decadentista literatura homoerótica
El presidente se pone una mascarilla negra con banderita de España para que no nos la roben, pero no sé si existe un detergente que lave tan blanco

Soy una meritoria de la RAE que hace sus pinitos. Pero no podré ocupar un sillón
Paloma Díaz-Mas verbaliza con gracia esa sabiduría de ojos de rayos X que hace visibles nuestras contradicciones ante los alimentos
Yo no busco redundancias, sino síntesis entre mi desbordante alegría de vivir, una racionalidad antinostálgica y una solidaridad antiséptica que me ligue a mi comunidad y haga de mí acompañada superviviente

Compromiso social y gran literatura se dan la mano en las cuatro piezas que integran 'Dime una adivinanza', de Tillie Olsen. Una obra que conmociona por su lucidez

Estábamos buscando otra manera de hablar. Habíamos encontrado la clave esperanzadora. No la pifiemos

Quizá pocas cosas se aprenden del sufrimiento: solo las palabras para expresarlo

Alberto Prunetti desdice el tópico de que la novela se ensucia con la política con la historia de un soldador víctima del amianto. Pura y brillante literatura de intervención

Virgen María, aparécete en un arbolito, recuérdanos la tabla de multiplicar, el valor de la razón, el peso de la ley, y sácanos de este futuro falsificado

Díaz Ayuso se arrepintió de un posado, pero no de la infrautilización de alas enteras de hospitales públicos, de la externalización de servicios médicos, de la degradación de infraestructuras y contratos

El asesinato de Floyd nos cuenta cosas que ya sabíamos y otras que habíamos olvidado

Hay lenguajes que excluyen, lenguajes que simplifican y lenguajes para la conspiración. Este libro de Cristina Rivera Garza forma parte de un proyecto conspirativo
Como demócrata, corres el riesgo de que te roben palabras —libertad— y utilicen contra ti armas que tú nunca utilizarías por sentido cívico
Lo que me preocupa es que las verdaderas víctimas de una perpetua pandemia económica hagan suyas las consignas de quienes les sacan los hígados
Juanita o Charo nos da un disgusto: quiere ser enfermera como Florence Nightingale o investigadora como Marie Curie o médica de atención primaria

Quienes manipulan el significado de la libertad desde la ignorancia supina o firmando manifiestos intelectuales me dan miedo

En el barrio de la estupenda librera Lola Larumbe cantan el himno de la Legión; en el de mis padres se oye una cacerola lejana; en el mío, si se oyese una cacerola, puede que quien la tocase acabase dentro

Nancy tiene siete años y no es boba. Pero está desconcertada

Alia Trabucco Zerán muestra que en la representación de las homicidas hay prejuicios sobre su condición femenina

Jamás he escrito un diario, pero lo escribo todos los días: esta columna forma parte de él

Quizá mi pólipo ha aparecido como reacción fisiológica a la indignación y el asco ante las vergonzantes ruedas de prensa y maléficas intervenciones parlamentarias de Casado y Abascal

No queremos la salud para volver a enfangarnos en formas de vivir que solo son formas de producir y reducen nuestros cuerpos a carne de enfermedad y pasto de adicciones

De las suaves alfombras tunecinas a las luces de Broadway, con paradas en una almazara en Jaén, las pizzerías napolitanas y una samba callejera en Río de Janeiro

Deseo el fin de la peste para volver a disfrutar de las pequeñas cosas que nos proporcionan una felicidad razonable

Ojalá, cuando todo acabe, nuestro rasero para diferenciar lo malo y lo bueno sea más humano. Hablo, por supuesto, en términos económicos

El coronavirus nos obliga a pensar de un modo en que se hacen evidentes contradicciones de difícil resolución dialéctica

Los cuerpos, tangibles o evanescentes, de las víctimas no se borran echando salfumán sobre sus nombres. Sus nombres son nuestros nombres

Me pongo nerviosa cuando oigo lo de “Haz algo que te quite el sueño”. Ya me lo quitan la lucha de clases, la reforma laboral, los feminicidios, el racismo...

Su literatura se pega a la Historia y la contemporaneidad, a las cosas que suceden

No existen conspiraciones secretas, sino algo que da más miedo: la normalización de un programa económico neoliberal aplicado a lo educativo

Que la publicidad apele a sentimientos individualistas como si los seres humanos viviésemos dentro de bolsas fetales herméticamente cerradas no me sorprende

Al ministro de Consumo se le va a amontonar el trabajo: casas de juego, compañías telefónicas, letra pequeña, obsolescencia programada…

No sé cómo medir el sufrimiento animal ni encontrar el fiel de la balanza del equilibrio ecológico, pero por extrañadas razones humanitarias intervenimos con brutalidad en la naturaleza

En ‘Siberia’, Daniela Alcívar Bellolio indaga en el sentimiento de culpa, la autodestrucción, el castigo autoinfligido. La felicidad está prohibida

Mi propuesta es sacar el deporte del Ministerio de Cultura para ubicarlo en un futurible Ministerio de Sanidad y Deporte

Toda la infancia debería ser protegida de las fauces del ogro. De la voracidad económica