Socialcomunista
En el barrio de la estupenda librera Lola Larumbe cantan el himno de la Legión; en el de mis padres se oye una cacerola lejana; en el mío, si se oyese una cacerola, puede que quien la tocase acabase dentro
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Mi marido y yo salimos a las 20.00 a aplaudir. Es impepinable. En realidad, salimos a las 19.58 porque un vecino mayor tiene ganas de jarana antes de tiempo. Nos dejamos las palmas hasta las 20.03. A veces una vecina nos lanza un grito saharaui que sostiene nuestro aplauso y otros días un chico saca su gaita y toca. Al principio, no lo veíamos porque se escondía entre la maleza de su balcón, pero ya lo tenemos calado. Es un gaitero tímido, no molesta ni hace alardes ni se impone. El cantante de boleros de enfrente de casa de mis padres sí se excede y hace versiones estrambóticas de ...
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