Pinchos, untables, tostadas, tacos y otros picoteos sin complicaciones para Nochevieja
Si a estas alturas de las fiestas ya no puedes más tirar del carro de la cocina, aquí van un montón de ideas sencillas y ligeras para llenar la mesa de delicias antes de recibir el Año Nuevo
El 2023 llega a su fin y no sería de extrañar que en el día número 365 de este año tengas muchas más ganas de disfrutar y descansar que de volcar tu energía en los fogones. Por eso hemos pensado aquí, en El Comidista, en algunos picoteos y aperitivos que se preparan de forma sencilla y rápida –muchos de ellos no requieren ningún tipo de cocción– para evitarte todo tipo de complicaciones. Los encontrarás ordenados de menor a mayor dificultad (los más difíciles lo son entre comillas, pues requieren encender el horno y muy poco más).
Gildas y otros bocados
Gilda y pseudogildas
Comenzamos por lo más simple del mundo: pinchar ingredientes con un palillo. La reina indiscutible de esta disciplina es la donostiarra gilda clásica, pero hay otras variaciones posibles –a las que podemos llamar “pseudogildas” para que nadie se ofenda– que también puedes preparar en casa teniendo siempre una o dos aceitunas y una piparra como punto de partida: con tomate seco y huevo de codorniz; con un cuarto de alcachofa en conserva y un dado de queso manchego; con una cebollita encurtida y un trozo de pimiento del piquillo; o con un trozo pequeño de espárrago blanco en conserva enrollado en jamón serrano.
Frutas deshidratadas, queso y frutos secos
Puedes montar una tabla de quesos con frutas deshidratadas y frutos secos, o puedes hacer monerías de bocado con los mismos ingredientes. Compra orejones, coloca encima de cada uno de ellos una rodaja de queso de pasta blanda de cabra como el de rulo, y un par de almendras tostadas y saladas. Puedes hacer algo similar con ciruelas pasas, poniéndoles encima un dadito de queso azul y una nuez; o con dátiles cortados por la mitad, una cucharadita de ricota o requesón condimentado con sal y pimienta y un par de avellanas.
Crudités con salsas facilísimas
Las crudités no son más que verduras frescas cortadas de cierta forma –bastones, generalmente– para que se puedan comer con las manos untando salsas y cremas con ellas. Esto implica que deben ser vegetales que, en primer lugar, se puedan comer crudos, y en segundo lugar, tengan cierta estructura y dureza para que efectivamente se puedan mojar en salsas cómodamente. Esta condición la cumplen la zanahoria, los rabanitos, el apio, el pepino, los cogollos de lechuga -muy frescos- y el pimiento, entre otros. Puedes acompañarlos con infinidad de untables y también con salsas que no requieren más que mezclar cosas en un bol: queso crema aligerado con nata hasta que tenga la consistencia deseada con hierbas frescas picadas como cebollino, perejil, orégano y/o albahaca; yogur griego natural con ralladura y zumo de limón, comino en polvo, semillas de sésamo y aceite de oliva; o mayonesa con pepinillos y chalota picados con mostaza antigua y un poco de miel. Si no te gustan las crudités, puedes utilizar estas mismas salsas con patatas fritas, pan de pita tostado o tus cortezas favoritas.
Tostadas
Con pan tostado se pueden hacer muchas cosas buenas. Debemos partir, eso sí, de un buen pan: optaría por una hogaza o similar para que las tostadas tengan un buen tamaño, y de interior algo alveolado; no tanto como para que se escurra lo que le pongas encima, pero tampoco como un pan candeal, que hará las tostadas demasiado compactas y pesadas. Córtalas en rebanadas de un centímetro aproximadamente y tuéstalas en una tostadora o en el horno a 180ºC, con un poco de aceite de oliva o untadas ligeramente con mantequilla, vigilando que no se quemen y dándoles la vuelta para que se doren de manera uniforme. Una vez tengas esto, las posibles combinaciones de ingredientes para ponerles encima son infinitas (aquí tienes unas cuantas ideas concretas). Dato importante: monta tus tostadas en el último momento para que mantengan su carácter crujiente.
Fruta y queso
Con fruta fresca o en conserva y la infinidad de quesos que el mundo tiene para ofrecer, puedes conseguir unas tostadas que son una fiesta de contrastes y sabor: queso de cabra de pasta blanda y manzana fresca verde en láminas finas o compota de manzana y almendras laminadas; un queso fresco como mozzarella, burrata o cottage con caqui en gajos, sal en escamas, aceite de oliva virgen extra y mucha pimienta negra recién molida; gorgonzola u otro queso azul suave, pera fresca o asada cortada en láminas y un aliño ligero de aceite de oliva, mostaza de Dijon y pasas muy picadas picadas por encima; cheddar madurado cortado en láminas o triturado con un poco de nata para convertirlo en untable y uvas frescas cortadas en cuartos longitudinalmente o en láminas (ponlas superpuestas a modo de ratatouille y te quedará de estrella Michelin).
Con conservas
Las conservas son una maravilla sin igual y en España tenemos la gran suerte de que, en general, son de muy buen nivel. Con ellas se pueden preparar distintas tostadas: con una base de pimientos del piquillo cortados en tiras, bonito del Norte desmigado ligeramente, piparras y cebollino picado; con mermelada de tomate, sardinas y ralladura de limón (si encuentras eneldo fresco ponle un poco también). También con mantequilla de hierbas, que puedes hacer mezclando mantequilla a temperatura ambiente con hierbas frescas –albahaca, orégano y salvia van de muerte–, y anchoas; o con una base de olivada, burrata, puerros en conserva y avellanas picadas.
Aperitivos sin -o con muy poca- cocción
Recurriendo a alimentos frescos y a otros ya cocinados –que no ultraprocesados– podemos preparar aperitivos con muy poco esfuerzo. Las combinaciones que vienen a continuación se pueden servir a modo de ensaladas, con los ingredientes cortados a modo de tartar y servidos en cuencos para comer con tostadas, totopos o similares, en tartaletas o en cucharas de aperitivo: tu casa, tus decisiones. Las cantidades que vienen a continuación están pensadas para cuatro personas.
Gambas, mango, aguacate, lima y salsa picante
Una combinación fresca para darle un toque tropical a tu mesa navideña. Cuece doce gambas, si no las compras ya cocidas, y córtalas en rodajitas. Mézclalas en un bol con un mango y un aguacate cortados en dados, añade el zumo y ralladura de una lima y salsa picante al gusto (Tabasco, Valentina, Sriracha…). Prepáralo unas horas antes de comer y resérvalo en la nevera para que repose y se integren todos los sabores. Sírvelo con unas hojitas de cilantro fresco.
Remolacha, naranja, cebollitas y salmón ahumado
Corta dos remolachas medianas cocidas –las puedes encontrar así refrigeradas en el supermercado– y una naranja en gajos y disponlas intercaladas y de la manera más bonita posible en un plato. Añade seis u ocho cebollitas encurtidas cortadas por la mitad o, en su defecto, un cuarto de cebolla morada cortada en juliana encurtida con una cucharada de vinagre, una pizca de sal y media cucharadita de azúcar durante 15 minutos. Termina el plato con ocho o diez láminas de salmón –del mismo tamaño de los gajos de naranja y remolacha aproximadamente–, un chorrito de aceite de oliva virgen extra y sal. Puedes preparar este mismo plato cortando todo en dados pequeños, a modo de tartar. Si quieres darle más color aún, puedes añadir pomelo.
Alubias blancas con salsa criolla
La salsa criolla es típica en Argentina, Uruguay y Perú, similar al pico de gallo mexicano o el pebre chileno, y aunque lo normal es combinarla con distintos tipos de carne, esta vez la mezclaremos con legumbres. Puedes servirla en pequeñas cucharas de aperitivo, en vasitos o a modo de ensalada, pero ten cerca un poco de pan porque tus comensales querrán mojar el juguillo final. Pica en brunoise –dados pequeños– media cebolla, medio pimiento verde, medio pimiento rojo, medio pimiento amarillo y un tomate fresco (preferiblemente tipo pera). Mézclalo todo en un bol con 100 mililitros de aceite de oliva suave, 50 de vinagre de manzana, 200 gramos de alubias blancas cocidas de bote, perejil fresco picado, pimienta negra molida, ají molido, comino en polvo y sal al gusto. Prepara esta mezcla el día anterior y resérvala en la nevera.
Con la ayuda del horno
Si estás dispuesto a hacer un esfuerzo un poco más grande –aunque tampoco tanto– para preparar tus aperitivos, el horno puede ser tu aliado para hacer dos o tres al mismo tiempo.
Tacos de champiñones especiados
Calienta el horno a 200 ºC con calor arriba y abajo con la bandeja que vayas a utilizar dentro. Limpia veinte champiñones –comunes, Portobello o una mezcla de ambos– y córtalos por la mitad longitudinalmente, del tronco al sombrero. Mézclalos en un bol con aceite de oliva, media cucharadita de pimentón de la Vera picante, media cucharadita de ajo en polvo, pimienta negra recién molida y sal. Ponlos en la bandeja de horno caliente con papel vegetal y hornéalos durante 15 o 20 minutos, o hasta que estén dorados y tiernos. Sírvelos con ocho o diez tortillas de trigo o maíz calentadas en una sartén diez segundos por cada lado, nata agria, aguacate en gajos o dados y cilantro fresco (si no te gusta, también puedes usar cebollino picado).
Verduras asadas con diferentes salsas
Esta es la versión invernal de las crudités: calienta el horno a 200 ºC y en la bandeja de horno con papel vegetal coloca los floretes de un brócoli, dos zanahorias cortadas en cuartos longitudinalmente y tres patatas medianas cortadas en gajos. Añade aceite de oliva, sal y pimienta –puedes añadir especias y hierbas secas también– y hornea hasta que cada verdura esté dorada y en su punto. Mientras, puedes preparar distintas salsas: las ya mencionadas en el apartado de crudités, una salsa caliente de queso cheddar, una salsa de cacahuete con curry –dos partes de mantequilla de cacahuete sin azúcar, una de agua caliente para aligerar y sal y curry al gusto–, un falso romesco que puedes preparar triturando pimientos del piquillo con almendras, zumo de limón o vinagre, sal y aceite de oliva, salsa para calçots o cualquiera de estas nueve salsas para animar platos de verdura.
Aceitunas asadas
Algo ocurre con este aperitivo de aceitunas asadas porque no para de circular en Instagram (o al menos es lo que mi algoritmo me hace creer). Prepararlo es sencillísimo: calienta el horno a 220 ºC, coloca en una bandeja de bordes altos una mezcla de 200 gramos de distintas aceitunas verdes y negras sin hueso, añade 50 mililitros de aceite de oliva virgen extra, seis dientes de ajo aplastados sin pelar, un limón cortado en cuartos, unas ramitas de tomillo y de romero fresco y unos copos de chile, y hornea durante 20 minutos. Puedes servirlo tal cual con pan tostado, añadir burrata u hornear la mezcla de aceitunas con queso feta (¿os suena la pasta viral con feta? pues así).
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