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«En Italia, Tarancón tiene una imagen más progresista que en España», afirma un experto vaticanista. «Aquí se le ve como al hombre que separó la Iglesia española del régimen franquista». El prestigioso diario Corriere della Sera le incluyó durante el pasado cónclave en su lista de papables. Junto a los cardenales Arns, Hume, Lorscheider, Marty, Alfrink y una parte de los latinoamericanos, Tarancón forma el llamado «frente progresista» del colegio cardenalicio. Nuestro enviado especial en la Ciudad del Vaticano, Félix Bayón, conversó con él pocas horas antes del entierro de Juan Pablo I.
Pudo haber dirigido una Iglesia sin traumas
Ha sorprendido a autoridades eclesiásticas y civiles y, en general, a personalidades relevantes de la vida pública por lo inesperado del suceso. El escaso tiempo que llevaba al frente de la Iglesia no ha hecho posible calibrar -según se desprende de las declaraciones de estas personas- las líneas maestras de su papado. Casi todos coinciden en afirmar que era un «Papa bueno», «un hombre de sonrisas y de esperanzas», el hombre, en definitiva, que hubiera podido conducir a la Iglesia, sin grandes traumas, en medio de unos tiempos cargados de dificultades. Estas mismas esperanzas mantienen y desean que se cumplan en la próxima elección de un nuevo Pontífice.