Cardenal Tarancón: "La omnipotencia de la curia se irá perdiendo"
«En Italia, Tarancón tiene una imagen más progresista que en España», afirma un experto vaticanista. «Aquí se le ve como al hombre que separó la Iglesia española del régimen franquista». El prestigioso diario Corriere della Sera le incluyó durante el pasado cónclave en su lista de papables. Junto a los cardenales Arns, Hume, Lorscheider, Marty, Alfrink y una parte de los latinoamericanos, Tarancón forma el llamado «frente progresista» del colegio cardenalicio. Nuestro enviado especial en la Ciudad del Vaticano, Félix Bayón, conversó con él pocas horas antes del entierro de Juan Pablo I.
El colegio español del barrio Aurelio es el lugar en el que residen los cardenales españoles que acuden a Roma en vísperas del cónclave. Sin demasiados muebles y con muchos espacios abiertos, el edificio está rodeado por un jardín y lleno de plantas. Aquí Tarancón es más asequible que en Madrid. La centralita telefónica le pasa las llamadas directamente, sin preguntar quién está al otro lado del hilo. Una vez al habla, monseñor Enrique y Tarancón no se resiste a dar una cita para celebrar la entrevista.El arzobispo de Madrid-Alcalá y presidente de la Conferencia Episcopal española tiene el aire de los madrugadores que duermen a pierna suelta toda la noche. Un rostro afable, una sonrisa discreta y permanente, el flequillo cano peinado como un adolescente de los años cincuenta y la mirada aguda, completan la imagen física del que es, sin duda, el eclesiástico más conocido de España. Un delgado cigarro puro, encendido en su mano izquierda, confirma, ya a las primeras horas de la mañana, su fama de fumador empedernido.
Pregunta. Monseñor, según usted, ¿cómo es el Papa que necesita la Iglesia?
Respuesta. Yo diría que el Papa que necesita la Iglesia ha de tener dos condiciones indispensables. La primera, que sea un hombre de Dios, porque el Papa actúa en nombre de Dios y, por lo tanto, ha de estar muy unido a él. Pero, al propio tiempo, el Papa debe ser conocedor de la realidad del mundo, porque el cambio que se ha producido en el mundo, tanto cultural como socialmente, ha sido muy grande. Entonces, yo diría que la nueva cultura está presentando un desafío al cristianismo. Hace falta conocimiento de esa nueva cultura, de esas nuevas formas de vida para que el Papa pueda aplicar los principios cristianos a la realidad del mundo actual. La gente se fija más en la sonrisa, en la simpatía de este Papa que ha muerto... Yo creo que nos ha hecho un gran favor Juan Pablo devolviéndonos la alegría y la esperanza, que bastante falta nos hacía a todos; pero creo que lo fundamental de un Papa, en el momento actual del mundo, son estas dos condiciones que le he dicho antes.
'La Iglesia debe avanzar'
P. Y, dibujando más exactamente el perfil de ese Papa ideal, ¿sería un Papa italiano?R. Bueno. Ya sabe que, de hecho, la tradición establece que el Papa sea italiano. Eso tiene su razón de ser. El Papa, aunque sea el Papa de todo el mundo, es también el obispo de Roma. En principio, parece conveniente que sea un italiano, como el obispo de Madrid es un español. Pero eso no es una cosa definitiva, porque, además, el obispo de Roma es también el Papa de toda la cristiandad. Es difícil romper una tradición de tantos siglos. Sin embargo,. creo que llegará el tiempo en que el Papa no sea italiano, para mostrar claramente que la Iglesia es universal.
P. Hay quien dice que a la Iglesia le quedan sólo dos posibilidades: avanzar o retroceder, que el cambio de los tiempos no le permite quedarse quieta.
R. No. Yo creo que a la Iglesia le queda sólo una posibilidad. La Iglesia no puede retroceder: la Iglesia debe avanzar. Se dice que hay diferentes criterios sobre este tema dentro de la Iglesia, pero creo que es sólo cuestión de matices. Además, no queda más que una posibilidad: la Iglesia debe de seguir al mundo en su camino hasta alcanzarlo.
P. ¿En qué ha cambiado la situación desde antes de la elección de Luciani hasta ahora?
R. Yo creo, que, sustancialmente, en estos 33 días no ha habido cambios. No ha habido tiempo. Sin embargo, yo diría que ahora ya no se trata de una mera sucesión del papa Pablo VI. El pontificado de Luciani, a pesar de ser tan breve, ha tenido un impacto fortísimo, precisamente porque nos ha devuelto la alegría y la esperanza, que la Iglesia necesita, pero que el mundo necesita tanto como la Iglesia. Este impacto ha de tenerse en cuenta, porque el próximo Papa deberá seguir este camino.
P. Se ha escrito recientemente, aquí en Italia, que de Luciani se podían esperar actos tan inesperados como que llegase, incluso, a irse a vivir fuera del Vaticano.
R. Esto es una hipótesis, pero creo que de estos hombres sencillos se pueden esperar las mayores aventuras, aventuras, diríamos, a lo divino.
P. Pero, ¿es factible que el Papa se vaya a vivir fuera del Vaticano.
R. Posible es. Al fin y al cabo, el Papa no ha estado siempre en el Vaticano. Ahora bien, yo creo que va a ser difícil, porque hay unas connotaciones de tipo humano, de tipo social, que hacen casi indispensable que exista un sitio como el Vaticano, o un lugar parecido, donde el Papa pueda recibir; porque el Papa no es político, no debe serlo, pero, sin embargo, tiene que tener contacto con los políticos. Y entonces hace falta cierta cosa externa, cierta, quizá no tanta como parece indispensable.
P. ¿El peso de la curia es realmente tan grande como se dice?
R. Bueno, yo creo que habría que aclarar un poco esto, porque la curia tiene más bien un carácter ejecutivo. Ahí lo que tiene peso, en el Vaticano como en todas partes, es toda la estructura, que está estudiada hasta en los mínimos detalles. Entonces, la estructura puede aprisionar. Pero no es la curia la que aprisiona, sino la estructura. En cualquier caso, aunque pese la curia, yo diría que cada día tiene más influencia el episcopado universal. Y no cabe duda de que se irá perdiendo esa llamada «omnipotencia de la curia», que no es tal omnipotenca, pero que la llaman así.
Un lavabo para seis
P. Ciñéndonos al tema del próximo cónclave, ¿será más corto o más largo que el anterior?R. Es dificil precisar. Más corto lo considero imposible. Me inclino a pensar que sea más largo. La razón es sencilla: en el anterior cónclave, Luciani era la solución para todos, y ahora, quizá, no se vea una solución para todos tan fácilmente.
P. ¿Cree usted que todo el secreto que rodea el cónclave está adecuado a los tiempos? ¿No cree que todos los cristianos tenían que estar más informados en cada momento?
R. Yo creo que sería mejor. Lo que pasa es que aquí también nos topamos con una tradición de siglos. Y estas cosas no se mueven así, de una manera rápida, pero creo que hubiera sido mucho mejor, y muy edificante, que el pueblo cristiano hubiera sabido cómo se procedió en el cónclave y por qué.
P. Y lo de celebrar el cónclave fuera de la capilla Sixtina...
R. La verdad es que el Vaticano no reúne condiciones. Usted verá, en la habitación en que yo estaba durante el pasado cónclave éramos seis cardenales, el fallecido Luciani entre ellos, y sólo teníamos un lavabo para los seis. De todos modos, sería una pena que no se celebrara el cónclave en la capilla Sixtina; aquello tiene un sabor, una historia...
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