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El Supremo no resolvió la legalización de los comunistas

La Sala Cuarta del Tribunal Supremo falló ayer a puerta cerrada, mediante votación, los expedientes sobre la legalización del Partido Comunista de España y del Partido Carlista, remitidos hace un mes por el Ministerio de la Gobernación por presumir la ilicitud penal de dichos partidos. Según indicios, bastante fundamentados, captados a últimas horas de ayer en medios judiciales, la Sala Cuarta habría decidido declararse incompetente para conocer el fondo del asunto en lo que se refiere al Partido Comunista y devolver el expediente al Ministerio de la Gobernación. En lo que se refiere al Partido Carlista, ninguna noticia o dato se había filtrado a última hora de ayer, aunque en los medios próximos a dicho partido cundía el pesimismo.

El Supremo niega el "placet" al presidente de la Sala Cuarta

En un pleno celebrado en la mañana de ayer, y que había sido convocado con urgencia en la noche del lunes, el Tribunal Supremo decidió negar su placet al nombramiento, hecho por el Gobierno en el Boletín Oficial del Estado del pasado sábado, de Juan Becerril Antón-Miralles, hasta entonces presidente de la Sala Sexta (de lo Social) del Alto Tribunal, como presidente de la Sala Cuarta. El pleno reunió a 42 magistrados de los setenta, incluido el fiscal del Tribunal Supremo, que lo componen, de los que veintitrés se pronunciaron en contra del nombramiento y diecinueve a favor.

La "cumbre" eurocomunista de Madrid

La "cumbre" eurocomunista, un claro apoyo la legalizacion del PCE

«Estoy muy emocionado. Hasta ahora era yo el que tenía que ser recibido por Berlinguer y Marchais, en Roma o París, y ahora soy yo el que puede recibirles a ellos en Madrid.» Con estas palalabras saludó ayer a los periodistas el secretario, general del Partido Comunista de España (PCE), Santiago Carrillo, al hacer su aparición en el aeropuerto de Barajas, para recibir personalmente a Georges Marchais y Enrico Berlinguer. Uno y otro intercambiaron largos abrazos con Santiago Carrillo, y los tres lograron salvar su integridad física en medio de la oleada de períodistas, que les rodeó en todo momento.