"El chocolate puro 70% lo que lleva es un 50% de azúcar"
La dietista-nutricionista Virginia Gómez, más conocida como Dietista Enfurecida, desmonta mitos y timos que han secuestrado la alimentación
Cada vez que Virginia Gómez, alias Dietista Enfurecida, escribe un tuit, arde Troya. La dietista-nutricionista no deja títere con cabeza, lo mismo carga contra las estrategias de la industria alimentaria que advierte a quienes se quejan de ella de que hay cambios de hábitos que van más allá del quitarse un par de kilos para entrar en el bañador. Nos muestra nuestras vergüenzas con un puñado de principios de nutrición elementales que ha volcado en su nuevo libro Dietista Enfurecida: Claves sobre alimentación para que no te dejes engañar (Zenith). Nadie mejor que ella para desmentir los bulos y mitos más comunes.
Si no adelgazas es porque te falta voluntad
A quienes recriminan a la persona con obesidad que lo que le falta es fuerza de voluntad, Gómez responde que la fuerza de voluntad son los padres. Vamos, que no es tan fácil como parece y que hay que ponerse en la piel del que tiene un problema de peso. "Vayamos por partes. Hay una verdad incuestionable: si fuerzas la máquina y te retiran completamente el alimento, adelgazas. En los campos de exterminio no había obesos. Pero, afortunadamente, no estamos en esa situación. Eliminar buena parte de la ingesta alimenticia genera infelicidad, sin olvidar que es complejo en algunos casos especiales. Imagina una mujer menuda con sobrepeso, artrosis y poca musculatura. Como es tan pequeñita, su metabolismo basal es bajo, consume pocas calorías por el mero hecho de vivir. ¿Qué hago con ella? ¿Le pongo una dieta de 500 kilocalorías para que adelgace? De entrada, le van a faltar la mitad de nutrientes". Otro ejemplo que menciona es el de la persona que dice "tengo tres hijos, trabajo doce horas, tardo una hora en ir al trabajo y no me da la vida". Le dicen que para sufrir por no comer prefieren estar gordos. La dietista-nutricionista apunta que hace falta ayuda psicológica, mucho apoyo en su entorno y, a veces, hasta redibujar su mundo.
La fruta engorda después de comer
Vivimos en épocas de 'frutofobia' injustificada. "Una manzana puede añadir 80 kilocalorías al almuerzo. Otras frutas, apenas 40 kilocalorías. Y son una de las principales fuentes de vitaminas, sobre todo la C, de minerales, antioxidantes y fibra. Su valor dependerá del resto de alimentos de la dieta". Para los apóstoles de la dieta cetogénica (la famosa keto) sugiere, que, al menos, den cabida a frutas con pocos azúcares y mucha vitamina C. "Fresas y fresones (7 gramos de azúcares y 60 miligramos de vitamina C por cada 100 gramos) o grosellas negras (4,5 gramos de azúcares y 40 miligramos de vitamina C en la misma cantidad). En cuanto al orden, da igual tomarla antes o después de la comida".
Las espinacas son ricas en hierro y calcio
"¡Es que no son nada ricas en hierro! Todo se remonta a un error de hace muchos años en la transcripción de los valores de composición nutricional en una tabla de alimentos. Se creó una bola de nieve enorme sobre un fallo que unía tres conceptos preciosos como las espinacas, el hierro y Popeye. Y aún hoy sobrevive". Aparte de este mito, quizá también hayas oído que son un buen recurso para obtener calcio en caso de dejar los lácteos. ¿Sí? Pues tampoco. "Es verdad que 100 gramos de espinacas contienen 175 miligramos de calcio. Pero también son ricas en oxalatos. Ambas se unen en la digestión formando piedras de oxalato cálcico que van a impedir la absorción del calcio y pueden obstruir el riñón. No pasa nada si se toman un día, pero una dieta alta en espinacas (por ejemplo, tirarse una semana a base de licuados verdes porque estás con una dieta 'detox') puede acabar con un doloroso problema renal. Otro vegetal también alto en oxatalos es la remolacha, que abunda en los batidos 'detox' rojos".
El chocolate tiene antioxidantes, es bueno si es negro
¿Cuántas veces has escuchado lo de que, si estás a dieta y te da un ansia incontenible de chocolate, recurras al más negro que tengas a mano? Harías bien en leer antes la etiqueta, puedes encontrarte sorpresas. "La ley solo obliga a que contengan como mínimo un 35% de cacao. Pero te puedes topar con que hasta un 50% de esa tableta son azúcares. Métetelo en la cabeza: chocolate puro significa sin leche, no sin todo lo demás. Así que, lo primero, es mirar qué ingredientes lleva. Si el azúcar va por delante del cacao, malo". Los ingredientes se ordenan de mayor a menos presencia en la composición de todos los productos. Ojo también si lleva algún tipo de endulzante. "Si pone 'a base de miel', sospecha. Porque si solo hubiera miel pondría 'con miel'. Lo más probable es que, además, lleve jarabe de fructosa y glucosa".
Se pueden comer grasas sin agobios (¡gracias, pastillas comegrasas!)
"Llevamos 100 años vendiendo pastillas para adelgazar y parece que nadie se da cuenta de que no funcionan. El último pastillazo milagro es el chitosán, un suplemento a base de caparazón de crustáceos que la publicidad vende como si fuera una esponja que succiona las grasas de tus comilonas. Vamos, que te pones hasta las cejas de bocatas de panceta, te tomas una pastillita de chitosán y se te queda cuerpecín de modelo de pasarela. "Es falso. El chitosán no sirve para nada. No elimina ni bloquea la grasa. La FDA [la autoridad farmacéutica de Estados Unidos] ha lanzado alertas contra su uso. Y la Agencia Europea de Salud Alimentaria coincide en que no sirve ni para regular el colesterol ni para bajar de peso. El único que funciona es el orlisat (comercializado como Xenical). Pero hablamos ya de un fármaco que ha de prescribir y controlar el endocrino. Lo que no te cuentan es que esa grasa que no absorbes, la has de excretar y uno de los efectos secundarios de este medicamento son las diarreas. Seamos sensatos: la obesidad es un problema que no se resuelve a base de comer sin cabeza y luego atiborrarse a pastillazos".
No somos capaces de procesar bien la leche
Es una verdad a medias. Se suele decir que somos el único animal que bebe leche después del destete, y que eso no parece natural. Pero la población caucásica tiene una mutación de un gen que le hace capaz de producir lactasa, la enzima que permite asimilar esos lácteos. Aunque, es verdad que con la edad algunos van perdiendo esa capacidad, no le sucede a todo el mundo. Por eso eliminar por completo la lactosa en la leche que se compra para toda la familia es un error garrafal. "Cuando dejas de tomar lactosa durante un cierto tiempo, pongamos dos años, generas una intolerancia a la lactosa. Así que, si se elimina la lactosa en la familia, al final, a toda la familia le acaba sentando mal la leche porque han perdido la capacidad de generar lactasa. Sucede con los vegetarianos estrictos cuando deciden volver a consumir leche". Ojo aquí porque puedes condenar a tus descendientes a no poder probar ni un sorbo de leche en toda su vida.
Los alimentos enriquecidos ayudan al crecimiento
En otras palabras: las clásicas galletas, cereales o fiambres enriquecidos con minerales, vitaminas, antioxidantes, omega 3 o lo que se ponga por medio. Si es con el sello de una asociación sanitaria, mejor que mejor. "La industria alimentaria juega con la baza de que hay muy poca educación nutricional. Si el padre supiera que no hace falta darle al niño paté enriquecido en hierro para llenar los depósitos porque ese mineral lo puedes conseguir en otros muchos alimentos, no lo compraría. Ni ese ni los bollos enriquecidos con 5 vitaminas y hierro. ¿En qué cabeza cabe que sea necesario comer bollería industrial a mansalva para conseguir hierro?". Gómez advierte de la dificultad de elegir los productos más sanos cuando hasta las asociaciones que tiene su actividad en campos científicos estampan sus sellos en los que no lo son. La dietista enfurecida asegura que la Asociación Española de Pediatría "avala galletas con un 20% de azúcares y fabricadas con harinas refinadas, y la Fundación Española del Corazón hace lo propio con galletas con fitoesteroles y 14 gramos de azúcar por cada 100 gramos".
No des a tu hijo refrescos con burbujas, dale bebidas para deportistas
Llega un cumpleaños o una comida familiar y al niño le plantan para beber un Nestea. O un Aquarius. Y los padres tan frescos porque lo malo es el refresco de cola y carbonatado, aunque los haya sin cafeína y sin azúcar. "Es un gol que nos ha colado el marketing. El Nestea es té y se le suponen propiedades como adelgazante o que elevan el espíritu zen. Y el Aquarius suena a paz, 'hippismo' y vida sana de deportista, aunque ni siquiera es nada de esto y encima lleva un montón de azúcar. Al final, todos son refrescos. Y desde el punto de vista nutricional son tan poco recomendables unos como otros. No pasa nada si es un día especial, como si bebe Coca-Cola. Lo malo es que sea de consumo habitual". Desde la web Sinazucar.org nos recuerdan que una lata de Nestea tiene 25,4 gramos de azúcares, equivalente a 6,3 terrones. Una de Aquarius, de 26 gramos de azúcar, equivalente a 6,5 terrones. La Coca-Cola Zero Zero (sin cafeína y sin azúcar) lleva edulcorantes, nada de azúcar y nada de cafeína.
Si haces deporte, come proteínas en las dos horas posteriores al ejercicio
Es el periodo de tiempo que se conoce como ventana metabólica, y la razón de ser de la imagen de los deportistas saliendo del gimnasio con un batido de proteínas bajo el brazo. "Las proteínas tienen una digestión lenta. Son moléculas complejas y pasa bastante tiempo hasta que están desmembradas en unidades más pequeñas que el organismo pueda asimilar. Así que, aunque te chutes el batido de proteínas nada más salir del gimnasio, vas a tardar unas horas en que haga efecto. Lo importante es que durante el día consumas la proteína óptima para tu actividad diaria".
Los lácteos 'anticolesterol' son los mejores aliados
"Demonizamos al colesterol sin saber que realmente que no es más que el vehículo transportador de las grasas en la sangre, porque las grasas, aunque también son necesarias, no son solubles en agua. Diferenciamos entre LDL (el 'malo') que es el encargado de llevar las grasas a los tejidos, y el HDL (el 'bueno'), que es el que retira las que no usan. Y luego la gente se obsesiona por tenerlo en niveles superiores a 200 mg/dl". Este temor parte, a su entender, de que muchos de los estudios científicos más difundidos los financia la industria alimentaria para colocarnos productos para bajar el colesterol. Como esas botellitas de preparado lácteo con fitoesteroles. "Son el homólogo vegetal del colesterol. Al tomarlos, esos fitoesteroles se unen a las sales biliares para absorberse". El colesterol se queda colgado sin pareja para el baile y acaba excretado por las heces. "Como bajan los niveles de colesterol se saca la conclusión de que ya han desaparecido los problemas para la salud cardiovascular, ¿verdad? Pues para nada. ¿De qué me sirve que una persona con obesidad mórbida tenga el colesterol normal si evidentemente tiene un riesgo cardiovascular aumentado?
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