Por qué las mujeres mayores de 50 deberían tener una pareja sexual más joven (y no al revés)
Dos estudios analizan los beneficios (y los riesgos) del sexo en edad avanzada
Papuchi y Rona Keith, el premio Nobel Salman Rushdie y Olivia Wilde, Hugh Hefner y Crystal Harris o Donald y Melania Trump. El papel cuché está lleno de ejemplos de hombres de sienes blancas acompañados de mujeres mucho más jóvenes que ellos. No obstante, de los estudios que se han publicado sobre el sexo en la edad de oro —pocos en relación a la literatura que se acumula sobre el tema en la edad fértil—, sabemos que la ciencia está más del lado de parejas como la del presidente francés Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux, Édith Piaf y su joven marido griego, Théo Sarapo, Joan Collins y el cubano Percy Gibson, 32 años más joven que ella, o Agatha Christie y el arqueólogo Max Mallowan.
El sexo es uno de los temas más abordados por revistas, y también por estudios, libros o encuestas, generalmente, eso sí, en personas en edad reproductiva o, al menos, en menores de 65 años. Y eso a pesar de que, como señala en su libro Sin Reglas (Capitán Swing) la psicóloga especializada en mujer y antigua catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación en la Universidad de Córdoba Anna Freixas, "el aumento espectacular de la esperanza de vida en el s. XX ha otorgado un espacio anteriormente jamás imaginado a la erótica en la madurez".
A todas las edades y para todos los sexos, eso sí —se ha observado en varios estudios—, las relaciones son beneficiosas para la función cognitiva y la memoria. No obstante, en lo que se refiere a la salud cardiovascular de los hombres puede convertirse en una actividad de riesgo a partir de los 50, según otra investigación, más si se acompaña de fármacos que ayuden al vigor masculino. Vayamos por partes.
El sexo mejora funciones del cerebro, pero no las que se creían
Un nuevo estudio realizado en colaboración por las universidades de Coventry y Oxford ha observado que las parejas de entre 50 y 83 años que tienen relaciones sexuales semanales muestran una mejor función cognitiva que el resto; algo que ya se comprobó en ensayos anteriores —aquellos en población joven—, que incluso llegaron a observar que la actividad sexual (heterosexual) puede estimular la creación de nuevas neuronas en el hipocampo.
En esta ocasión, los investigadores analizaron la frecuencia sexual —semanal, mensual o ninguna— de 73 personas comprendidas en estas edades, que después debían completar una serie de cuestionarios destinados a evaluar las habilidades verbales y la visión espacial. Los participantes con mayor frecuencia sexual puntuaron mejor en ambas pruebas.
"Este estudio mejora los hallazgos anteriores que establecen un vínculo entre la actividad sexual y la salud cognitiva de una manera muy breve y generalizada", explica en el informe la doctora Nele Demeyere, coautora y profesora del departamento de Psicología experimental en la Universidad de Oxford. "Estos ensayos más pequeños permiten conocer más en detalle qué aspectos de la función cognitiva se ven beneficiados".
¿Qué aporta este nuevo trabajo? Aunque se trata de un estudio preliminar y los autores expresan la necesidad de seguir investigando de qué manera la actividad sexual parece influir en la función cognitiva, según Demeyere, la principal novedad reside en que el beneficio de la actividad sexual no estaría tanto en la memoria verbal —relacionada con los primeros signos de Alzheimer—, sino "en la memoria de trabajo y la función ejecutiva del cerebro", más relacionadas con otro tipo de demencia, la demencia vascular —o demencia multiinfarto—, "la segunda más común detrás del Alzheimer".
Bueno para el cerebro, pero malo para la salud cardiovascular de ellos
Los resultados fueron igualmente beneficiosos para mujeres y hombres. No así los de una investigación llevada a cabo por la Universidad de Michigan sobre los datos de más de 2.200 personas en la Encuesta Nacional de Salud de Estados Unidos y que se publicó en 2016 en el Journal of Health and Social Behavior. "Encontramos", explicaba Hui Lui, quien lideró la investigación, "que los hombres en edad avanzada que practicaban sexo una vez por semana o más tenían un riesgo de padecer eventos cardiovasculares hasta dos veces mayor que aquellos sexualmente inactivos".
La explicación, según comenta la sexóloga Zoraida Granados basándose en la investigación, pasa por que "los hombres de edad avanzada tienen problemas para conseguir llegar al clímax. Esta tensión provoca que el cuerpo se fuerce más y que el entorno cardiovascular se vea resentido". Todo ello teniendo en cuenta además "la variable de los fármacos que ayudan a los hombres a mantener el vigor sexual, que afectan a su salud de forma significativa". Lo contrario se observó en las mujeres, explica Granados: "Para ellas practicar relaciones en una avanzada edad supone un menor riesgo de sufrir hipertensión arterial y les reporta una mejor salud cardiovascular".
¿Deberían las mujeres mayore de 50 buscarse amantes más jovenes como Édith Piaf? Ellas podrían beneficiarse física y mentalmente del sexo, pero los hombres de su edad deberían, a la luz de este último estudio y según la sexóloga, "mantener relaciones con moderación". Con todo, Granados les anima a "buscar con sus parejas alternativas que puedan ser beneficiosas para ambas partes". Al fin y al cabo, "no hay que olvidar que la sexualidad no se trata solo de coito", recuerda, de manera que el sexo es sobre todo una forma de establecer "relaciones afectivas esenciales para el desarrollo psicoafectivo: fomenta la autoestima, nos hace sentir queridos y, en definitiva, nos hace la vida más agradable", también después de los 70.
El tabú en la consulta del médico
Dado que la sexualidad a partir de los 50 puede influir en la salud, ¿no debería ser algo que se pudiera tratar con el médico de cabecera? Según explica Anna Freixas en su libro, "el personal médico y gerontológico se siente incómodo y falto de conocimientos acerca de la sexualidad de las personas mayores", a la vez que "estas tampoco se sienten a gusto tratando temas sexuales con el personal médico".
Todo ello supone un handicap a la hora de abordar la sexualidad tras la jubilación. En opinión de Ana Sierra, sexóloga y autora del libro Conversaciones sexuales con mi abuela (Ed. Kailas), "nos cuesta imaginar a nuestros mayores practicando sexo por una cuestión educacional", tanto que "a veces lo vemos incluso como algo pervertido etiquetando a los mayores que se expresan sexualmente como ‘viejos o viejas verdes’, debido a que la sexualidad la consideramos normal solo en personas mayores de edad y en edad fértil".
Mientras nuestro cerebro funcione seremos seres sexuales
Por eso, quiso centrar su libro en "una mujer nacida en 1920, que mostró un despertar sexual y un crecimiento erótico maravilloso en los 10 últimos años de su vida", pues en su opinión "la sexualidad está en nuestro cerebro, y mientras este funcione, podremos funcionar sexualmente. Aunque nuestro cuerpo no nos siga, nuestra sexualidad puede ser muy placentera".
De esta forma, la experta insiste en que la clave está en entender que la sexualidad existe, aunque varíe con los años. Si bien "los genitales cobran demasiado protagonismo en la sexualidad joven o adulta", en la edad de oro "brilla más la sexualidad consciente", en la que "se aprende a disfrutar con las pequeñas cosas y a saborear el presente".
Por último, Ana Sierra matiza que, como todo, disfrutar de la sexualidad después de los 70 no es una imposición, sino "una elección", ya que "no todas las personas la viven con placer". La cuestión es que las personas que decidan dejar el sexo de lado no lo hagan porque "crean que no es para ellas, ya que la sexualidad está presente, de muy diversas formas, desde que venimos hasta que nos vamos de este mundo".
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