El texto del Estatuto de Autonomía del País Vasco, que se someterá a referéndum en Euskadi antes de su ratificación por el Congreso y el Senado, y su ulterior sanción por el Rey y promulgación como ley orgánica, fue aprobado por votación nominal, a las 21.53 de ayer, por la Comisión Constitucional del Congreso y la delegación de la Asamblea de Parlamentarios vascos. Un gran aplauso ratificó la aprobación. Menos de siete horas bastaron a la comisión conjunta para dar su aprobación a la totalidad del Estatuto, en la mayoría de los asuntos por unanimidad.
La división en tres bloques de la Federación Socialista Madrileña quedó ayer de manifiesto en la votación del texto a elegir como base de los debates. La ponencia crítica logró 68 votos, la moderada («59 tesis»), 65 votos, y la denominada tercera vía, preconizada por el secretario general de la Federación, Alonso Puerta, y el presidente de la Diputación, obtuvo 51 votos.
Primero fue el entusiasmo, luego la decepción, más tarde el cansancio y ahora finalmente el escepticismo. He aquí el país que tenemos: una nación dividida en pesares, aquejada de agobios, en la que apenas es perceptible un rayo que ilumine sus proyectos de convivencia. Este pueblo, al que se le prometían modelos alternativos de sociedad, se ve inmerso en la rutina y la inercia del pasado. Ni la esperanza despertada en los últimos días por la resolución del Estatuto vasco puede aliviar el desasosiego profundo de los españoles. Desde luego piensan que eso está bien, si así, al menos, se resuelve un problema que amenazaba dar al traste con las libertades políticas.
El Goblerno parece decidido a aprobar rápidamente un programa económico a medio plazo, que será presentado a las Cortes antes de una semana. El viernes, el proyecto elaborado por el Ministerio de Economía fue repartido a los miembros del Gabinete y ayer celebró su primera reunión la Comisión delegada, presidida por Adolfo Suárez.El punto esencial de discrepancía entre los ministros económicos se centra en el grado de concreción del plan.
Uno de los dos superpetroleros que colisionaron el viernes por la noche en aguas del Caribe,junto a la isla de Tobago, se ha hundido después de partirse en dos. El Atlantic Empress, de bandera liberiana, ha dejado una mancha de crudo de veinte kilómetros cuadrados de extensión.Siguen sin ser hallados veintiséis miembros de las tripulaciones de ambos buques y, según el servicio de guardacostas norteamerl cano, parecen escasas las probabilidades de encontrarlos vivos.