Vladímir Putin considera un ultraje el ataque a los memoriales del Ejército Rojo e idealiza la II Guerra Mundial; la realidad es que en la propia URSS no se les tenía tanta reverencia a aquellos soldados
Al igual que sucedió en la era de Stalin, la mayor ofensa hoy en Rusia parece ser percibir la realidad tal cual es en lugar de adherirse a la narrativa aprobada del Kremlin
Desde su reelección como presidente en 2012, que fue duramente contestada por parte de la población, Vladímir Putin se ha aplicado sistemáticamente a bloquear cualquier perspectiva de modernización del país
En este reportaje, publicado el 21 de agosto de 2005, la corresponsal de EL PAÍS recorre de norte a sur Crimea, un codiciado territorio en el que aún resuenan ecos de Chéjov, los zares y Stalin